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El movimiento vecinal afronta el reto de cómo combatir la soledad no deseada en el medio rural El movimiento vecinal afronta el reto de cómo combatir la soledad no deseada en el medio rural
Una de las actividades de La Plaza Suena celebrada el pasado año y en las que se hicieron las encuestas del estudio

El movimiento vecinal afronta el reto de cómo combatir la soledad no deseada en el medio rural

Una encuesta desmiente el falso mito de que en los pueblos siempre hay alguien de referencia para evitar la soledad
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La Federación de Asociaciones Vecinales y Culturales de Teruel ha hecho del programa Acompañando-T una de sus señas de identidad. Esta iniciativa social ha permitido a través del voluntariado el acompañamiento de personas que se encontraban en situación de soledad no deseada en la capital, pero ahora el movimiento vecinal quiere extenderlo también a los pueblos porque han detectado que ese fenómeno no es exclusivo de las ciudades sino que también se está dando en las zonas rurales.

El reto que se han fijado, y que se verá en la próxima asamblea de la Federación, será extender el programa al ámbito provincial, para lo cual van a pedir la colaboración de las instituciones. Una encuesta propia realizada en municipios de menos de cien habitantes la mayoría de ellos, avala que ese fenómeno también se está dando, puesto que el estudio concluye que en un 38,9% de las personas encuestadas existe el sentimiento de soledad.

La Organización Mundial para la Salud (OMS) y otros organismos internacionales llevan advirtiendo desde hace tiempo que la soledad no deseada es una de las nuevas pandemias del siglo XXI, y que la misma entraña graves riesgos para el deterioro de la salud.

Es una cuestión que está entrando a formar parte de las políticas preventivas en materia de salud, puesto que puede inducir a otros factores de riesgo y contribuir al deterioro de las personas que la padecen.

Pioneros

En Teruel, la Federación Vecinal ha sido pionera a la hora de abordar este problema junto con el Ayuntamiento de la capital a raíz de la covid para evitar que las personas mayores se quedaran aisladas, pero desde antes era una cuestión en la que venían trabajando dentro de su acción social.

Ahora han detectado que esa soledad puede darse también en las zonas rurales, en contra del mito que existe de que en los pueblos siempre hay alguien de referencia. Lo han observado en pueblos pequeños, en la mayor parte de los casos de menos de cien habitantes, aunque consideran que debería hacerse un estudio con más detalle en colaboración con las instituciones locales, comarcales, provinciales y autonómicas. No obstante, opinan que los resultados deben poner en guardia a la sociedad para no dejar abandonadas a las personas que padecen este problema, según manifestaron la semana pasada los representantes de la Federación Vecinal, y la técnico del programa Acompañando-T durante la presentación de los resultados.

Lucía Caballero, responsable del área social de la Federación Vecinal, recalcó que pese a las limitaciones que habían tenido a la hora de realizar el estudio, los resultados eran muy interesantes y apuntaban a la existencia del problema. Las encuestas se hicieron en los municipios donde el año pasado se realizaron actividades de La plaza suena, una iniciativa de la Federación que cuenta con el apoyo económico de la DGA y que permite llevar actos culturales de diverso tipo a los pueblos.

Pueblos pequeños

Los municipios que participaron y en los que se hicieron encuestas, la mayoría de ellos con menos de cien habitantes, fueron: Camarillas, Tramacastiel, Lechago, Armillas, Cutanda, Bueña, Huesa del Común, Báguena, Perales del Alfambra, Oliete, El Castellar y Cabra de Mora.

La mayoría de las personas encuestadas eran mayores, con una media de edad de 79 años, por lo que el resultado del estudio no puede generalizarse al resto de la población sino que debería circunscribirse a este sector. Además, los autores del estudio precisan que al no poder invadir la intimidad de las personas en sus domicilios, las entrevistas se tuvieron que hacer en la calle aprovechando la celebración de las actividades de La plaza suena.

El estudio advierte que eso  ha podido influir en el resultado de la encuesta de dos formas, que las preguntas se hicieron en un entorno público en compañía de otras personas y eso pudo influir en las bajas puntuaciones del sentimiento de soledad; y en que las encuestas se hicieron a personas que habían acudido a una actividad social, con lo cual es posible que no se haya llegado al grupo de población que no participa  en estas actividades y que podría ser la que padece un mayor sentimiento de soledad no deseada. De ahí la propuesta que hacen de que sería interesante hacer un estudio en profundidad a través de los servicios sociales de las comarcas para poder acceder a todo tipo de población.

A pesar de ello, en las conclusiones del estudio se constata que el sentimiento de soledad no deseada se da en un 38,9% de las personas que contestaron la encuesta, mientras que el 67,2% considera que el pueblo aumenta las probabilidades de sentir soledad no deseada.

Resultados de la encuesta

En total fueron 149 encuestas  las realizadas, con 15 preguntas en cada caso, y sobre las que se ha trabajado para hacer el estudio, que ha estado a cargo de Celia Latorre y Samantha Gómez. El mismo se presentó a los medios de comunicación y se va a dar a conocer a las instituciones con el ánimo de profundizar en esta cuestión e intervenir con programas similares a Acompañando-T, aunque adaptados a la realidad de cada territorio y contexto.
 

Realización de la encuesta de la Federación Vecinal en un pueblo aprovechando la celebración de una actividad


Un 20,1% de la población encuestada aseguró que no siempre tenía a alguien con quien hablar de sus problemas cotidianos, mientras que un 1% afirmó que no tenía nunca nadie con quien poder hacerlo. Además, un 14,1% consideró que pocas personas se preocupaban por ellas, y  un 1,3% creía que nadie lo hacía. En esa misma línea, el 10,1% dijo que creía que tenía pocos amigos o familiares y que a veces no estaban, y un 2% que no tenían a nadie. De igual forma, un 40,9% respondió que en algunas ocasiones nadie les hacía caso, y un 3,4% contestó que siempre estaban tristes.

Una de las cuestiones que se planteó en el estudio es si los encuestados se sentían solos y en especial por la noche. Un 2,7% dijo que siempre se sentía así, si bien ese porcentaje se incrementa al 6,7% cuando se trata de la noche. Los autores del estudio precisan que la gran mayoría de los encuestados eran personas casadas y que estaban acompañados en el momento de contestar, lo que podría haber influido en su sinceridad.

El estudio señala que el 36,2% se siente solo a menudo, mientras que esa percepción disminuye al 21,5% por la noche. Precisa de nuevo el estudio que los encuestados estaban participando en una actividad y por tanto socializan, por lo que debería tenerse en cuenta qué pasa con quienes no acuden a este tipo de actos.

El trabajo analiza en este caso los resultados teniendo en cuenta si se trata de personas viudas, solteras o casadas, y llega a la conclusión de que el grupo que mayor sentimiento de soledad tiene es el de las viudas (59,97%), seguido de las personas solteras (52,38%) y en último lugar las casadas (34,69%).

Personas viudas

Entre las personas viudas, el 56,67% manifestó que a veces tenía ese sentimiento y un 3,30% dijo que lo tenía siempre. Dentro de las personas solteras, el 4,76% dijo que siempre tenía ese sentimiento de soledad y el 47,62% a veces, mientras que entre los casados/as, solo el 2,04% dijo sentir soledad siempre y el 32,65% a veces.

El trabajo diferencia también entre quienes viven siempre en el pueblo, que son los que más sentimiento de soledad aseguran tener, el 38%, de los cuales un 8% afirma que siempre se siente así; frente a quienes solo viven en el pueblo de manera ocasional (35,11%). Aclaran los autores del estudio que en este caso, este último grupo tiene mayor sensación de soledad por la noche (28,72%) que quienes viven siempre en el pueblo (26%).

En otro bloque de preguntas, el 1,3% contestó que nunca se siente querido y el 12,8% que en algunas ocasiones, mientras que la gran mayoría dijo que siempre utilizan el teléfono móvil (77,2%), y poco o nunca los medios tecnológicos como tablets y ordenadores (66,7%) o Internet (51%). Sobre esta cuestión, en las encuestas precisaron que no lo hacían porque no funcionaba en el pueblo, no porque no lo deseasen.

Sobre la socialización en el pueblo, el 45% desveló que solo en “algunas ocasiones” les llamaba alguien para salir a la calle, mientras un 1% contestó que “nunca” lo hacía nadie. Igualmente, un 27,5% respondió que no les resultaba fácil hacer amistades y un 6% que lo consideraban muy complicado.

Vivir solos

Otro dato extraído de la encuesta de la Federación Vecinal es que una cuarta parte de estas personas viven solas, un 25,4% de las 149 personas que participaron, si bien aquí los autores del estudio hacen un análisis diferenciado de quienes viven siempre en el pueblo y lo hacen solas o con alguien. Sobre el sentimiento de soledad de las personas que viven solas en el pueblo, el 57,15% dijo tenerlo (un 14,29% se sienten “siempre” solas), mientras que quienes viven acompañadas el sentimiento de soledad se da solo en el 19,71% y “siempre” en el 5,71%.

Porcentajes similares se dan por la noche, lo que indica según los autores que vivir en el pueblo y sin nadie con quien compartir el hogar indica un alto factor de riesgo a la hora de tener sentimiento de soledad, pese a que quienes lo hacen acompañadas también expresan ese sentimiento.

Otras respuestas de la encuesta indican que el 67,2% de las personas consideraron que vivir en el pueblo aumenta las probabilidades de sentir soledad, mientras que un 28,2% manifiestan que solo algunas veces tienen alguna persona de apoyo en el mismo pueblo, mientras que un 6,7% nunca la tienen.

Otros datos significativos del estudio es que un 18,8% de los encuestados no todos los días hablan con alguien, por lo que no se comunican con nadie. Además, más de la mitad de la población asegura que no acude a lugares donde relacionarse (un 44,3% solo lo hace en ocasiones y un 12,1% nunca). En cambio, el 75,8% manifiesta que le gusta participar en actividades de ocio, por lo que el estudio concluye que probablemente las actividades organizadas sean escasas o no están adaptadas para estas personas.

Por último, la encuesta revela que un 39,3% raramente realiza actividades con otras personas y un 1% nunca lo hace, mientras que casi la totalidad (93,3%) confiesa que desearía hacer más actividades.

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