La calidad del paisaje escolar se revela como factor protector frente al abuso de las pantallas
Investigadoras del Campus de Teruel relacionan el entorno con el rendimiento académicoEl grupo ERA organiza un seminario de metodología en investigación social
Un estudio analizará el impacto que tiene en la atención ver vídeos de paisajes de Teruel
Un equipo de investigadoras de la Universidad de Zaragoza y la Universitat de València, en el que participan expertas de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del Campus de Teruel, presentó en el III Congreso Interdisciplinar sobre Despoblación los resultados de un estudio pionero que analiza cómo la calidad del paisaje que rodea a los centros escolares puede influir en el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico del alumnado.
El trabajo, titulado Calidad paisajística escolar como factor protector: menor exposición a pantallas, mejores funciones ejecutivas y desempeño académico, es fruto de la colaboración entre Noelia Sánchez-Pérez y Ginesa López-Crespo (Universidad de Zaragoza, Campus de Teruel) y Luis Del Romero Renau y Antonio Valera Lozano (Universitat de València).
“Nuestros resultados muestran que los niños y niñas que asisten a colegios rodeados de paisajes naturales de mayor calidad pasan menos tiempo frente a pantallas, presentan mejor autorregulación y, en consecuencia, obtienen un mejor rendimiento académico”, explicó Noelia Sánchez-Pérez, profesora e investigadora del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza.
El estudio se llevó a cabo con 117 escolares de segundo y tercer curso de Educación Primaria de seis centros públicos de la provincia de Teruel, tanto urbanos como rurales, aplicando un enfoque multidisciplinar que combina la Psicología y la Geografía Humana.
“Los entornos naturales bien conservados no solo benefician al aprendizaje, sino que refuerzan la percepción positiva de la escuela rural como un espacio de oportunidad y desarrollo”, añadió Sánchez-Pérez.
Además, los resultados del estudio trascienden la clásica dicotomía urbano-rural. Existen Centros Rurales Agrupados (CRA) en entornos rurales con paisajes menos conservados que no presentan una elevada calidad paisajística ni los mismos beneficios asociados. En cambio, otros centros ubicados en zonas con mosaicos de paisajes bien preservados muestran puntuaciones superiores en calidad paisajística y, por tanto, en los efectos positivos vinculados al desarrollo cognitivo.
“No se trata únicamente de la presencia o ausencia de naturaleza, sino de su estado de conservación. La degradación del paisaje (por ejemplo, con proyectos de macrorrenovables como es el caso del clúster del Maestrazgo) podría tener implicaciones no solo ambientales, sino también educativas, afectando potencialmente al rendimiento escolar”, advirtió la investigadora.
Gracias a la financiación obtenida en los últimos años, las investigadoras del Campus turolense están consolidando una línea de trabajo centrada en los beneficios cognitivos y socioemocionales del contacto con la naturaleza, con un fuerte arraigo en el territorio de Teruel.
En estudios previos, las doctoras López-Crespo y Sánchez-Pérez ya habían analizado la relación entre el contacto con la naturaleza y las habilidades de autorregulación en preescolares de la provincia de Teruel, en un trabajo financiado por la Fundación Universitaria Antonio Gargallo. En aquel estudio se observó que los niños y niñas con mayor contacto con la naturaleza mostraban mejores habilidades de memoria y autorregulación, fundamentales para el éxito académico.
Otra de las investigaciones desarrolladas con el apoyo del Centro de Estudios del Xiloca demostró que el contacto con la naturaleza se asocia con una menor percepción de soledad y una mayor satisfacción con la vida en adolescentes y adultos de la Comarca del Jiloca, resultados que fueron presentados en el XVII Congreso de Psicología Ambiental, celebrado en Málaga el pasado febrero.
Estas iniciativas refuerzan el propósito del equipo de seguir profundizando en los beneficios cognitivos, emocionales y sociales de los entornos naturales en diferentes etapas del ciclo vital, ampliando las colaboraciones con profesionales de áreas como la Geografía Ambiental para caracterizar la biodiversidad y calidad de los paisajes turolenses.
El estudio forma parte del grupo de investigación Emoción, Regulación y Ajuste y ha sido financiado por la Fundación Universitaria Antonio Gargallo y el Gobierno de Aragón a través de las subvenciones a la actividad investigadora de los grupos de investigación reconocidos (referencia S62_20R).
Las investigadoras reiteran su compromiso de continuar generando evidencia científica que contribuya al diseño de políticas educativas y de salud pública más sostenibles, promoviendo escuelas saludables en las que el paisaje y el entorno natural se reconozcan como recursos clave para el aprendizaje y el bienestar infantil.
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