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Las investigaciones del Fite llegan a campos y granjas  y repercuten en el bolsillo de agricultores y ganaderos Las investigaciones del Fite llegan a campos y granjas  y repercuten en el bolsillo de agricultores y ganaderos
El control y gestión del muérdago ha centrado otra de las investigaciones

Las investigaciones del Fite llegan a campos y granjas y repercuten en el bolsillo de agricultores y ganaderos

En los últimos cuatro años se han invertido 4,2 millones de euros para mejorar la eficiencia de los cultivos
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Cruz Aguilar

El Fondo de Inversiones para Teruel, Fite, se relaciona tanto con grandes proyectos como con pequeñas inversiones. Ha financiado importantes pilares económicos de la provincia, como el aeropuerto, Motorland o Dinópolis, aunque detrás también hay infraestructuras más modestas en los pueblos o servicios asistenciales, como residencias. A todo ello hay que sumar la inyección que ha supuesto para la investigación y ha resultado crucial en estudios que están cambiando el sector agrario en la provincia de Teruel y generando una mejora directa en agricultores y ganaderos.

La inversión en investigaciones coordinadas desde el Centro de Innovación en Bioeconomía Rural de Teruel, que forma parte del CITA (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón) entre los años 2021 y 2024 se ha elevado a 4,2 millones de euros, aunque previamente ya se apoyaron una docena de proyectos entre los años 2019 y 2020.

En 2021 se concedieron 1,7 millones para once iniciativas que fueron plurianuales, mientras que en 2022 el montante se elevó a 800.000 y, de ellos 400.000, se destinaron a Agrifoodte, la red de investigación y creación de conocimiento colaborativa que se inició en enero de 2023 y concluirá ahora en diciembre de 2025. Con esta red de conocimiento e innovación agroalimentaria se pretende crear una red de colaboración e intercambio de información entre agentes del sector agroforestal

En la convocatoria de 2023 se apoyaron una decena de proyectos por una cuantía total de 1,2 millones, mientras que en 2024 la partida disponible fue de 500.000 euros para media docena de proyectos, según informaron desde el Centro de Innovación de Bioeconomía Rural de Teruel.

En los años 2019 y 2020 se financiaron una docena de proyectos vinculados a sectores tan relevantes como las hortalizas y legumbres o los productos de Denominación de Origen, entre los que estaba el Melocotón de Calanda o el Jamón de Teruel. Además, se trabajó en la recuperación de las tierras abandonadas en la ribera, en mejorar la cadena de valor para la leche y el queso, en la producción ecológica de almendro o en mejorar la eficiencia reproductiva y la competitividad de las vacas nodrizas de Teruel.
 

Acolchado con lana de oveja en leñosos


En el año 2021 se dio continuidad a algunos proyectos ya iniciados, entre los que estaba la revalorización de los regadíos tradicionales de ribera o la mejora genética del melocotón. Además, se incorporaron otros como la viabilidad de sistemas mixtos de pastoreo de ovino y cultivo de almendro o la gestión y valorización del muérdago en los pinares de Teruel. En este ejercicio se comenzó a trabajar en el control del Leiodes cinnamomeus, una plaga que provoca graves pérdidas en los cultivos de trufa de Teruel. Por ese motivo, en los años sucesivos se han destinado nuevas partidas a buscar frenos para el escarabajo de la trufa. A su vez, se incluyó un trabajo sobre tipificación de la miel para la obtención de un distintivo de calidad.

Por otro lado, las iniciativas buscan compartir el conocimiento científico y los resultados de los proyectos de investigación, así como facilitar la adopción de buenas prácticas agroecológicas e innovadoras a través de ensayos piloto demostrativos y participativos (Living labs).

En el año 2023 se financiaron de nuevo una decena de proyectos centrados en diversos temas ya abordados en anteriores ejercicios como la miel, las variedades locales de hortalizas y legumbres o la conservación de razas ovinas autóctonas. A ellos se sumaron otros, como una red de apoyo para promover la innovación en la cadena de valor de las plantas aromáticas y medicinales o la gestión eficiente del agua en las plantaciones truferas.

Un 30% más de cosecha

En 2024 se apostó por media docena de trabajos entre los que estaba la implantación de nuevos caracteres de resistencia a la infección por parásitos gastrointestinales en el esquema de la mejora genética de la raza ovina Rasa Aragonesa de Teruel (ResGenOvi). Entre los proyectos novedosos de esta anualidad está Presa-Te, que supondrá la revalorización de subproductos agroindustriales para la alimentación animal.

En este último Fite también se ha impulsado el proyecto Enlanate, dedicado a comprobar la utilidad de acolchar el suelo con lana de oveja para mejorar la producción de hortalizas y leñosos. Se se ha aplicado en los cultivos de verano en las huertas y ahora se está experimentando con los de invierno. El resultado, según indica el agricultor Víctor Vidal, es “desigual porque cada variedad tiene un comportamiento diferente”. Han constatado que no funciona en las hortalizas de hojas basales, que crecen a ras del suelo, pero sí resulta muy ventajoso para las plantas con tallo, como pimientos, berenjenas o tomates, en los que según Vidal se obtiene un 30% más de cosecha.

La aplicación es de la lana virgen, recién esquilada, y hay que dejar una circunferencia de forma que no toque el tallo o las hojas porque se dañan. No es necesario retirarla puesto que se va degradando y actúa como un abono que, además, está autorizado por el Gobierno de Aragón.

Las propuestas se seleccionan mediante una convocatoria abierta a la que se presentan las propuestas de los investigadores del Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita). La exigencia es que colaboren con los sectores productivos y cubran las necesidades y, pasada esa primera criba, se hace una escala de valor para establecer las prioridades.

En la convocatoria del Fite 2021 se quedaron fuera varios proyectos, mientras que en 2022 todos contaron con presupuesto y en 2024 hubo cuatro que no entraron.
 

Trabajos realizados en el árbol del melocotón de Calanda


La directora del CitaTE, Marta Barba, hace hincapié en que en este Fite 2024 el importe ha sido mucho más reducido y sólo permitió financiar la primera anualidad de media docena de proyectos, cuya continuidad no está garantizada, precisó. La responsable del CitaTE destacó la importancia que tiene que las investigaciones tengan una trayectoria de tres años porque es la única fórmula para obtener resultados cuando se trata de cultivos. “Los cultivos leñosos necesitan más tiempo”, dice Barba, y pone como ejemplo la selección genética que se ha hecho del Melocotón de Calanda DO, para la que ya hay disponibles dos nuevas variedades.

Otro de los estudios con apoyo del Fite es ColeopTe, dedicado a la investigación para frenar la plaga del Leiodes cinnamomeus. El escarabajo de la trufa se ha convertido en el peor enemigo de los truficultores puesto que deposita los huevos bajo tierra y, una vez eclosionan, las larvas se alimentan de trufa, vaciándola por dentro. La afección puede llegar a que se pudran, pero sólo la presencia de uno o varios agujeros ya deprecia sustancialmente su valor, causando pérdidas millonarias en el sector cada año.

Otra de las acciones desarrolladas se denomina Enlanate, dedicado a comprobar la utilidad de acolchar el suelo con lana de oveja para mejorar la producción de hortalizas y leñosos. Se ha aplicado en los cultivos de verano en las huertas y ahora se está experimentando con los de invierno y el resultado, según apunta el agricultor Víctor Vidal, es “desigual porque cada variedad tiene un comportamiento diferente”.

Así, han constatado que no funciona en las hortalizas de hojas basales, que son las que crecen a ras del suelo, pero sí resulta muy ventajoso este acolchado para las plantas con tallo, como pimientos, berenjenas o tomates, en los que según Vidal se obtiene un 30% más de cosecha.

La aplicación es de la lana virgen, recién esquilada, y hay que dejar una circunferencia de forma que no toque el tallo o las hojas, porque se dañan. No es necesario retirarla puesto que se va degradando y actúa como un abono que, además, está autorizado por el Gobierno de Aragón.

Entre las acciones financiadas con fondos públicos y desarrolladas por el CITA está la mejora genética para la obtención de nuevas variedades de Melocotón de Calanda que cubran un mayor periodo de tiempo. El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen, Samuel Sancho, especifica que los trabajos se han centrado en ampliar el periodo de producción, con el objetivo de extenderlo de mediados de agosto a principios de noviembre. Buscan comenzar a recolectar antes, entre 20 y 25 días. Sancho destaca la relevancia que tienen estos estudios porque “se hacen en el mismo territorio y con variedades que funcionan”. Lo que se intenta, añade, es dar continuidad al producto en el mercado desde que se empieza hasta el final de la campaña, “para que no haya huecos”, concreta. De momento se han introducido un par de variedades que pueden ser interesantes por fecha y por características gastronómicas y es que, como evidencia el presidente de la DO se buscan cruces de clones propios para que la fruta no pierda calidad.

Apuesta estratégica

El Fite está cofinanciado por el Gobierno de Aragón y el de España y el subdelegado del Gobierno en Teruel, Enrique Gómez, incide precisamente en esa “colaboración” que “representa una oportunidad real para el tejido empresarial y el científico”. Detalla que constituye “una apuesta estratégica por el talento local” que permite retener a los jóvenes investigadores y atraer a otros profesionales “que apuesten por Teruel como un centro de innovación en sectores clave como la agroindustria, la energía o también el medio ambiente” concreta. Gómez resume que estas ayudas a la investigación son “un motor de transformación de ideas innovadoras en realidades que generan empleo de calidad y que generan progreso en cada rincón” del territorio provincial.
 

Living Lab realizado sobre el proyecto de suelos, que ha consistido en la toma y análisis de más de 300 muestras


Por su parte el consejero de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Blasco, argumenta que la inversión en investigación agroalimentaria “supone una inversión estratégica para una provincia que depende en buena medida de su sector primario”. Subraya que estos recursos “permiten impulsar proyectos que mejoran la competitividad de las explotaciones, aportan soluciones innovadoras y dan respuesta a los desafíos que afrontan agricultores y ganaderos”.

“La investigación es clave para generar conocimiento útil que se traslada directamente al territorio y refuerza la actividad económica vinculada a la agroalimentación, avanzando hacia un modelo de producción más sostenible y eficiente”, añade Blasco, como sucede con las investigaciones llevadas a cabo en trufa, olivos, melocotón o en el aprovechamiento de la lana de oveja.

Un ahorro en fertilizantes que ronda el millón de euros

Los agricultores y ganaderos de la provincia de Teruel quieren que las investigaciones se traduzcan en mejoras directas para su sector y algunos de los proyectos desarrollados por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y financiados con el Fite sin duda lo están haciendo. Una de las actividades impulsadas con los fondos públicos ha sido el análisis de 350 muestras de suelos de varias zonas y, aunque el proyecto tiene vocación de continuidad para lograr mallar aún más el territorio, de momento en los dos primeros años ha logrado un ahorro directo para los socios de la Cooperativa Cereales Teruel, colaborada de la investigación, de entre 549.000 y 973.000 euros anuales. Esta reducción del gasto en fertilizantes de entre un 10% y un 15% se logra aplicando sólo el necesario en el suelo y evitando el sobreabonado.

Eficiencia ambiental

Salvador Rosado, del departamento técnico de Cereales Teruel, precisa que hay que aportar a la planta “lo que necesita en función de la producción” que se desea obtener. Añadir de más hace que no se asimile, mientras que quedarse corto impide que el cultivo alcance todo su potencial. El uso exacto de la fertilización, además de un ahorro directo debido al elevado precio de estos componentes, propicia prácticas agrícolas más eficientes y ambientalmente sostenibles.

Cereales Teruel tiene un alcance geográfico de 9.162 kilómetros cuadrados del total de 14.772 de la provincia (un 63%) y tiene socios en 153 municipios, lo que supone un 65% de total. Rosado destaca la importancia de dar continuidad al trabajo para poder realizar el muestro a los 1.200 socios que en total tiene la cooperativa. “Estamos convencidos de que este es un proyecto de máxima rentabilidad y mínimo coste, que posiciona a Teruel a la vanguardia de la agricultura de precisión”, asegura.

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