

Los fósiles de Teruel expuestos en Dinópolis se multiplican por cientos en un cuarto de siglo
La Fundación Conjunto Paleontológico ha llevado a cabo un cambio absoluto de los contenidos del museo desde su apertura“¡Mamá, mamá, un mamut!”, clamaba esta semana un niño al final del recorrido del Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis, mientras su madre le señalaba los cráneos fosilizados de mastodontes que se exhiben a su lado hallados en Villalba Baja. “¡Qué grande, no entra en la foto!”, se sorprendía otra persona, en este caso un adulto, al contemplar la réplica de Giraffatitan, un dinosaurio colosal descubierto en Tanzania mientras su acompañante le apercibía de la vitrina que había al fondo con los fósiles originales de otro gigante, en este caso de Riodeva en Teruel: Turiasaurus. Casi un cuarto de siglo después de su apertura, el museo no deja de sorprender a los visitantes del parque paleontológico. Desde 2001 cuando se abrieron las instalaciones, los fósiles turolenses expuestos se han multiplicado por cientos hasta convertir este museo en una referencia nacional y europea con piezas exclusivas.

Hace justo veinte años se produjo un hito destacado en este museo con la inauguración de una vitrina para albergar algunos de los fósiles de un dinosaurio gigante de más de veinte metros de largo hallado en Riodeva y que había empezado a excavar la Fundación Dinópolis a mediados de 2003. Todavía no había sido publicado científicamente (aparecería a finales de 2006 en la revista Science), pero se optó por exhibirlo ya al público, como sucedería después con otros tantos hallazgos de relevancia llevados a cabo por esta institución.
Aquella vitrina del Gigante Europeo visitable desde mayo de 2005, puesto que no tenía otro nombre en aquel momento, supuso una inflexión importante en el desarrollo de este museo que cuando abrió sus puertas en 2001 lo hizo con muy pocos fósiles turolenses.
La espectacularidad se centraba entonces en fósiles adquiridos de otros países en su mayoría, sobre todo en la Sala del Mundo Acuático, y en las reconstrucciones de réplicas de esqueletos completos también de otros lugares de fuera de España de distintas eras geológicas.

A fecha de hoy la situación ha cambiado radicalmente. La Fundación Dinópolis ha llevado a cabo una transformación absoluta de los contenidos del museo desde su apertura. Lo ha ido haciendo de forma progresiva en estas décadas hasta configurar lo que hoy día es uno de los museos paleontológicos más completos de España y que se sitúa a la cabeza en lo que es el ámbito de los dinosaurios.
Óscar Sanisidro, autor de la guía de referencia en España y Portugal de los museos de paleontología y sitios visitables sobre dinosaurios, la Dinoguía de la península Ibérica, editada por Anaya, afirma en sus páginas que la colección expuesta en Teruel “lo convierte en el mejor lugar de la península Ibérica para ver restos de dinosaurios”.
Sanisidro, que es paleontólogo y profesor de universidad, y que forma parte de la ya extensa lista de científicos que han pasado por la Fundación Dinópolis durante su etapa formativa, destaca igualmente el valor divulgativo que tiene la exposición permanente de este museo.
“Visitar el Museo Paleontológico de Teruel-Dinópolis es adentrarse en el pasado a lo grande: numerosos esqueletos de dinosaurios, reptiles y mamíferos conforman un espectacular recorrido de gran valor didáctico adecuado para todas las edades”, afirma en su publicación.
Trabajo constante
El trabajo constante de la Fundación Dinópolis ha hecho que hoy día el Museo Aragonés de Paleontología con sede en estas instalaciones sea el de referencia de toda la comunidad autónoma. Por lo general, estos museos autonómicos son los depositarios de los hallazgos que se producen en una región, aunque la mayoría de los fondos que atesora la Fundación, de los cuales solo una pequeña parte se exponen, han sido excavados por ellos mismos. La mentalidad centralista, también en el ámbito autonómico, hace que Zaragoza no asuma la descentralización de lo que debería ser obvio.

La Fundación Dinópolis custodia más de 60.000 fósiles y en el museo que acoge el parque paleontológico se exhiben una mínima parte, aunque entre ellos hay numerosos holotipos (géneros y especies nuevas en el registro mundial) descritos por los propios paleontólogos de la institución turolense.
Cuando se abrió Dinópolis, el número de fósiles de Teruel expuestos era escaso. La Fundación se centró en el montaje de la exposición, así como en las subsedes, a la vez que empezó a trabajar en el campo en solitario y en colaboración con otros equipos para dar un salto cualitativo y cuantitativo a la investigación científica.
En aquellos primeros pasos del Museo de Dinópolis eran muy poquitos los fósiles de Teruel expuestos. Algunos hoy día han sido devueltos al Museo Nacional de Ciencias Naturales, ya que los tenía en cesión, mientras que otros se han reubicado a los lugares originarios donde fueron descubiertos, como sucedió con los materiales de un Iguanodon de Galve que se trasladaron a la sede de Legendark.
Al ritmo de las excavaciones
A partir de 2005 la situación comenzó a cambiar al ritmo de las excavaciones de la Fundación y las distintas salas se fueron llenando de fósiles turolenses, principalmente la dedicada a los dinosaurios y la de los mamíferos.
Esa evolución llevó ya un año antes, en febrero de 2004, a que el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón en aquel entonces crease el Museo Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel. Unos años después se cambió su denominación a la actual, Museo Aragonés de Paleontología, en mayo de 2011, redefiniendo el Ejecutivo aragonés sus fines y funciones al considerarlo desde entonces museo de ámbito aragonés. En sus fondos se conservan fósiles de vertebrados, plantas e invertebrados de todo Aragón, depositados allí como consecuencia de resoluciones que deben producirse dede la Dirección General de Patrimonio Cultural de la DGA.
Pasear ahora por las salas del Museo Aragonés de Paleontología es hacerlo, en el caso de los dinosaurios, por una amplia exposición guiada por fósiles turolenses que se han ido incorporando en vitrinas a lo largo de todo el recorrido jalonado por las réplicas de los esqueletos con los que se abrió la exposición.

Es imposible hacer un cómputo de cuántos fósiles turolenses se exponen ahora porque en algunos casos, como el montaje de los huesos originales de Europelta carbonensis se componen ya de cientos de huesos, al igual que pasa con algunos de los materiales más espectaculares que se muestran, como el gigantesco pie de Turiasaurus o las colas de Losillasaurus o del diplodócido indeterminado que pueden verse, además de la variedad de huesos de Iguanodon galvensis o el otro esqueleto de Proa valdearinnoensis montado.
A ello se suma la gran variedad de fósiles de Teruel del Terciario que se exhiben ahora, tras haberse incorporado a lo largo de estos años dos grandes vitrinas que recogen algunas de las muestras más representativas del Turoliense o el Vallesiense, entre otros pisos geológicos más recientes correspondientes a la era de los mamíferos, cuando las faunas de Teruel eran las propias de una sabana africana.
Discurso museográfico
El trabajo de la Fundación Dinópolis, que fue la encargada de hacer en sus inicios el discurso museográfico, pero ajustándose a los materiales que previamente había adquirido el Instituto Aragonés de Fomento, ha permitido adecuar la exposición haciendo convivir lo que había con lo que se ha ido incorporando a partir de hallazgos turolenses en todos estos años de excavaciones, investigación y divulgación.
Si bien Tyrannosaurus rex sigue fascinando a la gente por toda la iconografía que lo envuelve en la cultura de masas, los visitantes al museo se quedan ya impresionados de los dientes de terópodos (carnívoros) de Teruel de diferentes tamaños que se exhiben en una vitrina expuesta frente a la réplica del gran carnívoro de finales del Cretácico en EEUU, que no en Europa.
La combinación de los materiales originarios y de los nuevos que se han ido incorporando han hecho del complejo paleontológico aquello para lo que se creó, un motor de desarrollo para atraer turismo pero también de impulso a uno de los recursos más importantes que posee la provincia, los fósiles. Desde que está la Fundación, creada antes de que se construyera Dinópolis con esa finalidad de poner en valor el patrimonio paleontológico, en la provincia se han disparado los hallazgos. Hay inventariados a día de hoy más de 2.000 yacimientos paleontológicos de diferentes edades, de los cuales más de una cuarta parte son de dinosaurios. En municipios como El Castellar o Riodeva los progresos han sido espectaculares, con 87 afloramientos en el primero y más de 60 en el segundo, a lo que se ha sumado la progresión de yacimientos de icnitas que también son acondicionados para su uso turístico.
Cinco lustros después, a las puertas del veinticinco aniversario de Dinópolis que se celebrará el próximo año, resultan premonitorias las manifestaciones que entonces hicieron los paleontólogos que pusieron en pie lo que hoy es el Museo Aragonés de Paleontología. En el verano de 2001, Alberto Cobos, hoy director de la Fundación Dinópolis, decía en un reportaje publicado en este diario que el complejo debería convertirse con el tiempo en un referente de la riqueza que tenía la provincia en yacimientos de dinosaurios. El resultado está a la vista y hoy Teruel presume de ser una referencia en el continente, como se pondrá de manifiesto con la segunda fase de ampliación de Dinópolis, que estará centrada en los dinosaurios europeos desde una perspectiva local para enunciar lo general: la parte por el todo.
Un interés presente en varias muestras por todo el país
Los dinosaurios no son cosa de niños, sino de conocimiento de una etapa de la vida sobre la Tierra que estuvo dominada por estos vertebrados durante casi 170 millones de años. Reducir a la infancia el interés por estos animales sería ignorar el interés de la sociedad por el conocimiento, que en el caso del Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis se hace de forma divulgativa y al alcance de todas las edades. Prueba de ese interés es la gran proliferación de exposiciones que hay ahora en España, como Cazadores de dragones en el Parque de las Ciencias de Granada, donde también se exhiben fósiles de Teruel; Dinosaurios de la Patagonia en CaixaForum de Zaragoza; o Dinosaurios entre nosotros, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
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