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Madre soltera Madre soltera

Madre soltera

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Raquel Fuertes

Y de repente llegaron el viento, la lluvia, la nieve. El frío y el invierno. Pero tú sales de casa con una sonrisa que tenías escondida desde hace años, cuando todo empezó a torcerse sin explicación. Tampoco has tenido tiempo de análisis profundos: te has dedicado a sobrevivir y pelear cada día porque a él, tu hijo, no le faltara de nada incluso cuando precisamente nada os venía de cara.

Ese hijo tan deseado por una pareja tan feliz y compenetrada pasó a convertirse en tu hijo casi en exclusiva. Una madre soltera. ¿Quién te lo iba a decir en aquellos largos años en los que buscabais aquel niño para completar la familia? Cuando todo se desmoronó, él ya era lo suficientemente mayor como para darse cuenta de demasiado, pero tú no permitiste que dejara de querer a aquel padre que se había transformado en un ser extraño y tóxico. A pesar de que os dejó en una situación tan dura. Aquello te hizo guardar tu sonrisa de puertas para afuera. Muchos problemas, dificultades que creías que nunca ibas a sentir en tus carnes, escenas que nunca habían recorrido tus pesadillas se convirtieron en parte de tu vida.

Un malvivir en el que solo tu hijo, tu gran amor, iluminaba tus días. Un chaval bueno que ha tenido que superar los problemas de una generación a la que le cuesta encontrar el rumbo y más. Porque te gustaría creer que no te ha visto llorar, que no conoce tu rabia o tu tristeza. Pero sabes que sabe: habéis estado los dos, piel con piel, cuando nada parecía ir bien. Solo esa relación que llena tu vida y que te ha hecho pasar los días malos mirando hacía adelante y sacando fuerzas de la nada. Solo por él.

Hasta que al fin aparece esa oportunidad que se te ha negado en estos duros años. Esa que te mereces más que nadie. Buena, luchadora, trabajadora como pocas. El día de la lotería te ofrecieron ese trabajo “digno y bien pagado” con el que has soñado en los malos tiempos. Y por eso ahora ni sientes el maldito viento. Porque sabes que, al fin, tu hijo y tú vais a poder vivir dejando aquello atrás. Y ya no llorarás cuando él no te vea.

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