Calaceite remueve piedra y conciencia con un taller para rescatar la técnica ‘pedra en sec’

La ermita de Santa Ana de Calaceite fue este sábado el escenario práctico del segundo taller de pedra en sec (piedra en seco) impulsado por el Departamento de Patrimonio de la Comarca del Matarraña, una iniciativa que trata de algo más que amontonar piedras. El objetivo: recordar cómo se construían muros, balsas o casetas sin una gota de cemento, tal y como lo hicieron los antepasados durante siglos para domesticar el paisaje.

Este tipo de arquitectura, reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, vive un pequeño renacer gracias a iniciativas como esta, que reúnen a vecinos curiosos con ganas de conocer los secretos de una técnica que se transmitía de padres a hijos… hasta que dejó de hacerlo. Ahora, toca volver a empezar con un grupo de personas de la comarca que se animaron a aprender más sobre ello.

Curso intensivo

Durante dos jornadas, unas quince personas asistieron primero a una sesión teórica en el teatro municipal de La Germandat, y después pasaron a la práctica directamente sobre el terreno, en el entorno de la ermita de Santa Ana.

Ana Casasús, técnica de Patrimonio de la Comarca del Matarraña explicó que el objetivo principal es “transmitir esta técnica ancestral que servía para ordenar el paisaje y hacerlo apto para la agricultura o la ganadería”. Recordó que antiguamente el conocimiento pasaba “de padres a hijos”, pero hoy hace falta recuperarlo y difundirlo con talleres como este. Desde la comarca se quiere dar a conocer su importancia tanto cultural como ambiental, al tratarse de un método sin cementos ni residuos, que emplea la propia piedra del lugar.
 

En la jornada práctica del sábado, el maestro picador Jordi Colat fue el encargado de guiar a los grupos, repartidos por diferentes puntos para trabajar mejor y con mayor seguridad. “Estamos reconstruyendo márgenes que ya existían, no tiene sentido hacer nuevos si podemos conservar los que tenemos. Es nuestro patrimonio”, explicó. Con herramientas básicas como martillos, picos o capazos, los participantes aprendieron a dar forma a las piedras y a colocarlas correctamente, fijándose en cómo debe “hacerse la cara” de cada pieza para que encaje y resista.

Colat destacó que la mayoría eran personas de la zona con ganas de arreglar algún margen propio. “Son apasionados de la piedra y de la tierra, ahora seguramente un poco más”, apuntó entre risas. Reconoció que el principal objetivo del taller es “que aprendan algo, que se lleven la técnica”. El calor obligó a ajustar horarios, por lo que finalmente concentraron el trabajo en la mañana y no se retomó por la tarde.

Interés

Desde la Comarca del Matarraña valoran de forma positiva la respuesta de la actividad. “Este tipo de cursos funciona muy bien, el año pasado en Arens de Lledó ya se llenaron todas las plazas y aquí ha ocurrido lo mismo”, explicó Casasús.

Según detalló, por ahora no está decidido el lugar para una posible tercera edición, pero apuntó que la piedra en seco está presente en los 18 municipios del Matarraña, por lo que opciones no faltan.

También destacó cómo este tipo de construcciones ayudan a conservar el paisaje y la biodiversidad, sirviendo incluso de refugio para fauna local.

Y aunque el perfil de asistentes suele rondar los 40 años o más, iniciativas como la limpieza de balsas de Arens de Lledó por parte de un grupo de jóvenes de ese misma localidad (bajo el nombre de Huellas de Agua), muestran que hay personas interesadas en mantener este patrimonio.

Al taller también asistió el diputado provincial Javier Ciprés y la arquitecta Celia Mallafrè para la parte teórica, quien abordó aspectos técnicos, culturales y medioambientales de la piedra en seco, una técnica que vuelve a valorarse también desde el prisma de la bioconstrucción y la sostenibilidad.