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La fiesta del fuego de la Santa Encamisada de Estercuel ilumina y purifica todos los rincones La fiesta del fuego de la Santa Encamisada de Estercuel ilumina y purifica todos los rincones
La cabalgata nocturna en torno a las 15 hogueras es el acto más singular de la Encamisada de Estercuel. Ana Ballestero

La fiesta del fuego de la Santa Encamisada de Estercuel ilumina y purifica todos los rincones

La declaración de Interés Turístico de Aragón hace 20 años ha impulsado los sanantones locales
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La fiesta del fuego volvió a envolver el sábado por la noche todos los rincones de Estercuel gracias a la Santa Encamisada. Centenares de personas participaron en un ritual purificador que venera a San Antón como agente protector ante plagas y pandemias.
Este año, una de las manifestaciones más emblemáticas de los Sanantones en la provincia de Teruel celebra una doble efeméride: cumple 20 años desde que fuera declarada como Fiesta de Interés Turístico de Aragón y 30 desde que recuperara el Baile del Reinau y actuaran por vez primera los Gaiteros de Estercuel, que ayer volvieron a poner la música al espectáculo.

El acto más representativo volvió a ser la cabalgata nocturna en torno a 15 grandes hogueras en las que el fuego, alimentado por grandes aliagas especialmente necesarias porque la leña estaba mojada por las precipitaciones del viernes, se tornó elemento purificador y mágico.

El desfile arrancó a las ocho de la tarde desde la plaza de la Iglesia de la localidad. El fuego que iluminó la hoguera más grande procedía del portal de los Santos Mártires, donde se cantó la Salve.

A partir de ahí, las hogueras fueron ardiendo, casi por contagio, a medida que los tederos, herederos de antiguas antorchas, fueron prendiendo las piras, majestuosamente elaboradas por los vecinos de cada calle y plaza porque hay un concurso en juego.

Siguieron a los tederos los organizadores de la fiesta, montados en caballerías y ataviados con sombrero y capa aragonesa; la Corporación municipal y posteriormente los vecinos y visitantes, que pasaron calor en el inicio de una noche fría.

El fuego se convirtió al cabo de la velada en brasa suficiente para asar carnes y otros manjares degustados en cuadrillas. La fiesta del sábado concluyó con un baile multitudinario en la plaza de la Fuente.

Este domingo seguirá la fiesta con la llega, como así se conoce la recogida de donativos para sufragar la fiesta. A mediodía las fiesteras trasladarán el pan bendito a la casa del Procurador y a la iglesia. Después habrá misa, se sacará el hacha, habrá procesión y se repartirá el pan bendito.

A las 14:30 horas se prenderá la aliaga ganadora del concurso de este año y se bailará el Reinau y las Coronas al son de los gaiteros. El Pasodoble de Estercuel será el aperitivo del vermú en el salón de actos del ayuntamiento.

Agradecimiento al santo


La tradición oral cuenta que esta celebración tiene su origen en una muestra de agradecimiento a San Antón por haber librado de una peste o epidemia al pueblo de Estercuel. En el festejo se veneran otros dos santos, San Sebastián y San Fabián, que junto al primero forman la trilogía de protección de la localidad. Los dos últimos están representados en la capilla del portal de los Santos Mártires.

Estercuel ha sido un pueblo dedicado antiguamente a la agricultura y la ganadería. Para proteger a los animales domésticos contra todo tipo de enfermedad se les hacía pasar al lado del fuego como agente de purificación y fertilización –enero era buena época para aparear las caballerías– y eran bendecidos por su patrón, San Antón.

El término de Encamisada, para definir la procesión como muestra de agradecimiento al santo, fue tomado posiblemente de las celebraciones que se realizaban en la Corte en el siglo XVII, cuando se salía con hachones (antorchas de fuego) y montados en caballerías para conmemorar, en señal de regocijo, un acontecimiento importante.

El origen se pierde en el tiempo. La referencia escrita más antigua encontrada hasta el momento la aporta el fraile mercedario Padre Bravo en su publicación Historia de la Aparición de la Virgen del Olivar (1892), donde describe la celebración de esta fiesta e indica que desconoce su procedencia.


El alma de la fiesta


La organización del evento está conformada por catorce parejas, siete que entran y siete que salen anualmente. Los principales en 2024 son Jorge Pardo e Iratxe Rodríguez (Procuradores, identificados por tres plumas blancas de gallo en el sombrero); Pedro Terrén y Anabel Navarro (Reyes, con tres estrellas plateadas); Daniel de Prado y Marta Muniesa (Condes, cintas blancas); y Alberto Muñoz y Sara Cobos, Luis Ginés y Amelia Pellicer, Alfonso Caballero y Alba Mato, y Víctor Zapata e Irene Ruiz (Mayorales).

El antropólogo y autor del libro El alma en llamas, Ángel Sancho, destacó que el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico de Aragón significó en 2004 “romper la zona de influencia”, pues hasta entonces era de alcance comarcal y “mucha más gente se enteró, se hicieron más reportajes periodísticos y hubo más interés, lo que multiplicó por dos o tres la afluencia de gente” hasta las 2.000 personas actuales. El alcance turístico tiene también una vertiente económica, pues “las ocupaciones hoteleras llegan a unos 30 kilómetros a la redonda”.

El alcalde, Joaquín Lahoz, explicó que la fiesta goza de buena salud. “Viene muchísima gente y ha ido subiendo desde la declaración. Hay veces que el encabezamiento ha completado el recorrido y no ha dado la vuelta la mitad del pueblo. Coger sitio para asar también es difícil”, valoró, aunque lamentó que eso no se pueda traducir económicamente en ventas de habitaciones del hotel, que vuelve a estar cerrado.

En cuanto al Baile del Reinau, Jesús Rubio fue una de las personas que lo promovieron y recuperaron. Se baila el domingo, al son de los Gaiteros de Estercuel que marcan el compás desde 1994, y participan decenas de personas.

“Recuperamos todas las melodías e incentivamos la recuperación de la danza tradicional. Previamente, en las muestras de folclore de 1983, pero no se volvió a hacer hasta 1994. Hicimos un trabajo previo de campo de cómo eran este tipo de danzas del Reinau en la provincia”, dijo Rubio.

Esta representación la bailaban los Mayorales para rendir pleitesía a los principales de la fiesta, nombrados con cargos nobiliarios, y las autoridades del pueblo. “Ahora la baila quien sabe. No deja de ser una jota con aire popular”, dijo el precursor.
  • Ana Ballestero

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