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Torrecilla de Alcañiz acoge la primera jornada de convivencia de la gaita de boto en la Tierra Baja Torrecilla de Alcañiz acoge la primera jornada de convivencia de la gaita de boto en la Tierra Baja
Durante la mañana ensayaron varias partituras que por la tarde interpretaron en una audición abierta al público

Torrecilla de Alcañiz acoge la primera jornada de convivencia de la gaita de boto en la Tierra Baja

En la iniciativa participan una veintena de intérpretes aragoneses y de otras comunidades
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Javier Gascó

El folclore aragonés tuvo una gran cita este sábado en el municipio de Torrecilla de Alcañiz. Una veintena de músicos locales se reunían por primera vez para celebrar las primeras jornadas de convivencia de la gaita de boto en la Tierra Baja, organizadas por la Asociación Cultural La Chanera Folk. Intérpretes de toda la comarca acudieron con su instrumento bajo el brazo e incluso participantes de otras regiones, como Cataluña, también estuvieron presentes en un evento en el que no solo sonaron las gaitas, sino también otros instrumentos tradicionales como la trompa de Ribagorza, la tarota o el chiflo.

La melodía de las gaitas ayudaba a encontrar la ubicación del evento. El salón sociocultural de Torrecilla abrió sus puertas de buena mañana para recibir a los encargados de poner el ritmo en un día soleado. Vecinos de La Codoñera o Andorra entre muchos otros municipios llegaron sobre las 10:30 de la mañana para dar comienzo a la jornada. Sin embargo, otros acudieron desde algunas zonas de Cataluña que guardan ciertas similitudes folclóricas con Aragón. La del sábado fue la primera ocasión en que se juntaban en grupo muchos de los maestros de la gaita de boto. Francisco Quesada, coordinador de las jornadas, se mostró orgulloso por haber reunido a muchos de los intérpretes musicales de la zona: “La dispersión poblacional hace difícil que podamos tocar todos juntos durante el año”.

De este modo, la jornada de convivencia  fue el debut grupal de un conjunto de músicos que esperan poder llevar a cabo iniciativas de este tipo con más asiduidad. “La idea que teníamos era juntar a la gente para que se conociera y así poder tener una práctica en común para, en un futuro, poder ir por los pueblos y tocar todos juntos”, aseguró Germán Celma, presidente de la Asociación Cultural La Charnera Folk. Con esa intención, la mañana estuvo dedicada al completo a ensayar algunas de las partituras que Fernando Quesada había recogido durante varios años.

“Es una idea que nos surgió incluso antes de la pandemia. Yo soy profesor de música y conozco a mucha gente que toca estos instrumentos por la zona. Hasta este año no la hemos podido llevar a cabo”, comentó Quesada. El entusiasmo fue evidente a lo largo de toda la mañana. El profesor de Torrecilla marcaba el ritmo y comentaba cada compás antes de que los gaiteros llenasen sus pulmones de aire para hacer sonar los instrumentos.

Melodías complementarias

La gaita de boto no fue el único instrumento que sonó ayer en Torrecilla de Alcañiz. A la cita del folclore aragonés también estuvieron invitados otros con una larga tradición y que son complementarios a la gaita. La tarota, instrumento de origen catalán que se adaptó a la tradición aragonesa, o el chiflo, una alargada flauta de tres agujeros que perdura en los valles cataloaragoneses, también acompañaron las melodías de las más de quince gaitas de boto que sonaban al unísono.
 

Una veintena de gaiteros de toda la Comunidad aragonesa se reunieron en Torrecilla de Alcañiz


Con una bota de vino como medida de avituallamiento, la tradición aragonesa fue poco a poco invadiendo el salón sociocultural de Torrecilla de Alcañiz. Partitura tras partitura, los músicos se fueron entonando hasta conseguir un gran resultado, que horas más tarde fue expuesto al público a través de una melódica audición.

A pesar de que la gaita de boto es un instrumento que cuenta con una tradición tan extensa que se puede encontrar en todos los países en los que se ubicaron las legiones romanas, los músicos jóvenes también se animaron a hacer sonar sus gaitas durante la primera jornada de convivencia en torno al tradicional instrumento. Germán Celma era uno de los intérpretes de menor edad, pero tenía claro que su intención era difundir la gaita de boto entre el público más joven de la zona con eventos como el de ayer. “Este es un instrumento de fiesta. Lo escuchas y te produce alegría. Queremos que los jóvenes lo escuchen y puedan animarse también a tocarlo”, afirmó el presidente de la asociación encargada de organizar la cita.

Conferencias de expertos

Tras una intensa mañana de aclimatación y práctica, los participantes pudieron disfrutar de un par de charlas de algunos de los mayores expertos en el conocimiento de la gaita de boto. Pedro Mir se encargó de ubicar históricamente la tradición gaitera en el territorio aragonés y contó detalladamente el proceso de recuperación de la gaita de boto en Aragón. El químico y folclorista de Sariñena es considerado el recuperador de la gaita en Aragón después de que en los años 80 estuviera a punto de desaparecer.

Tras la lección magistral del experto folclorista, llegó el turno de Martín Blecua, Javier Espada y Mariano Pascual. Los dances de Sariñena y Graus se llevaron el protagonismo en esta ocasión. El mantenimiento vivo de la gaita de boto en estos territorios es muy llamativo, ya que guarda muchas similitudes con la tradición más longeva del instrumento. “Cuando escuchas a los gaiteros de Sariñena parece que estés en el Siglo XIX”, confesó Fernando Quesada.

La audición ante el público fue el colofón a un día festivo para los amantes del folclore aragonés. La jornada de convivencia de Torrecilla de Alcañiz fue un evento pionero que desde la organización esperan poder repetir con año tras año. “Nuestra idea es que sea una cita rotacional. Es un acto hecho por todos y para todos, por eso queremos que las futuras ediciones sean en otros lugares”, dijo Quesada.

Sin embargo, el recuerdo de la primera siempre quedará en Torrecilla de Alcañiz. Allí, se llevó a cabo durante la jornada de ayer toda una puesta en valor de un elemento indispensable para el folclore aragonés.

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