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La laguna de Gallocanta contabiliza el mayor censo de grullas desde 2011 La laguna de Gallocanta contabiliza el mayor censo de grullas desde 2011
Decenas de grullas fotografiadas a primera hora de la mañana del viernes en la Laguna de Gallocanta. Uge Fuertes

La laguna de Gallocanta contabiliza el mayor censo de grullas desde 2011

El número de aves migratorias que pasaron por la laguna el pasado jueves superó las 138.000
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Cruz Aguilar

Un total de 111.110 grullas se contabilizaron en el último censo realizado en la laguna de Gallocanta en la tarde del pasado jueves 17 de febrero, una jornada en la que hubo un total de 138.000 grullas puesto que por la mañana partieron para continuar el viaje hacia el norte de Europa 27.000. Se trata del censo más alto de la última década no solo en Gallocanta, sino en toda la ruta occidental, y hay que remontarse hasta febrero de 2011 para lograr un dato oficial mayor (114.879 pájaros) en el Jiloca. Los responsables del censo detallan, además que esa cifra de 2011 corresponde a la suma de grullas que en esa jornada del 24 de febrero salieron por la mañana y las que entraron después al dormidero, un cómputo que en el caso del pasado jueves fue de 138.000.

Antonio Torrijo, que es miembro de la Asociación de Amigos de Gallocanta y forma parte del grupo de personas que participa en la realización del censo, indica que el dato de esta semana es de los más altos a nivel oficial, pero precisa que no es la mayor cifra contabilizada en la laguna, donde en el año 2013 se avistaron un total de 135.000 grullas, aunque se contaron justo un día antes del censo y no quedó registrado de forma oficial.

Los expertos en grullas argumentan que se trata de picos habituales para el paso prenupcial –en su camino hacia las zonas de nidificación del norte de Europa–. De hecho las cifras más elevadas de los últimos años se han producido casi siempre en los censos de finales de febrero.

Leyenda

Según los datos recogidos por el Gobierno de Aragón correspondientes a los censos semanales a la entrada al dormidero, el 18 de febrero del pasado año se contaron 42.877 grullas comunes. Picos elevados hubo a su vez en el mes de febrero de los años 2015, con un total de 82.906 aves; 2016, donde se avistaron 69.487 o 2018, con 68.954. También en febrero de 2013 se contabilizaron numerosas grullas en el paso prenupcial, con un total de 64.703. El dato más alto de los últimos años fue en 2011, con 113.879.  En el viaje postupcial, cuando se dirigen a las zonas cálidas del sur, el paso suele ser más escalonado y el pico máximo de los últimos años se registró el 22 de noviembre de 2018, con un total de 44.230.

Esta elevada de los últimos días responde a la buena climatología de Extremadura, que ha propiciado su partida, mientras que en el valle del Ebro soplaba el cierzo, que ha evitado que partieran un buen número de aves. “Querían salir,  pero solo podían hacerlo las más fuertes, las débiles se volvían porque el cierzo no es el mejor viento”, puntualiza Antonio Torrijo.

El conteo de las grullas se realiza una a una cuando se trata de bandadas más pequeñas, mientras que en las ocasones en las que hay tantos miles se toma un grupo de un centenar como referencia, para saber el espacio que ocupan, y “por ese tamaño, multiplicando, te haces una idea de cuántas hay”, relata Torrijo.

El cambio de tiempo, con viento de suroeste y sol, propició que el viernes partieran un buen número de animales. “Las grullas navegan sobre el viento”, relata Torrijo, quien precisa que su sistema de vuelo es como si se deslizaran por un tobogán, aprovechando las corrientes para coger altura hasta un kilómetro aproximadamente y luego descendiendo cuesta abajo “hasta que llegan a 200 metros sobre la tierra y vuelven a subir”, apunta, para añadir que el objetivo es “ahorrar energía”.

Viajan en bandadas y cada día pueden realizar en torno a 300 kilómetros. Gallocanta es el punto de mayor concentración de grullas de la ruta occidental ya que aunque en Extremadura se contabilizan más en los censos, estos se realizan en varios puntos y no solo en uno, como ocurre en el Jiloca. Antonio Torrijo especifica que para encontrar un lugar con grupos tan numerosos de grullas habría que ir hasta Hungría.

Tanto la visión como el sonido que emiten estas aves ha convertido la laguna de Gallocanta  durante los últimos días en un espectáculo “increíble”, en palabras de Antonio Torrijo, para los aficionados. El fotógrafo Uge Fuertes fue uno de los que acudió hasta el humedal para disfrutar de un avistamiento que calificó “mágico” ya que, como apuntó, “una gran parte de la poblacion de grullas de toda España han pasado en pocas horas” por el Jiloca.

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