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Los 'hides' de la laguna de Gallocanta suman hasta 140 reservas durante la campaña 2022-2023 Los 'hides' de la laguna de Gallocanta suman hasta 140 reservas durante la campaña 2022-2023
Una aficionada observa un grupo de aves desde el interior de un 'hide'. Uge Fuertes

Los 'hides' de la laguna de Gallocanta suman hasta 140 reservas durante la campaña 2022-2023

Alrededor del humedal hay instalados ocho de estos observatorios gestionados por Medio Ambiente
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José Luis Rubio

Hasta 140 reservas recogieron los hides del entorno de la laguna de Gallocanta en la temporada de observación de grullas que acaba de concluir y que recoge los meses comprendidos entre octubre de 2023 y marzo de 2024. La cifra supone la décima mejor marca desde 2005, y destaca, sobre los demás, la del mes de febrero, cuando tradicionalmente estas aves migratorias visitan el humedal aragonés en su viaje migratorio hacia el norte de Europa.

Alrededor del vaso de la laguna de Gallocanta hay hasta ocho de estos observatorios, que son gestionados por el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, a través de la Reserva Natural Dirigida de la Laguna de Gallocanta.

Esta campaña estuvo marcada por las altas temperaturas que han provocado un retraso tanto en la llegada como en la salida de las bandadas de estas aves acuáticas. Según el servicio de conteo de ejemplares que pasaron por el humedal a dormidero, la mayor concentración de aves tuvo lugar el 23 de noviembre, cuando se contabilizaron más 39.500. Después, la población de la laguna se movió en cifras de entre 9.000 a 17.000, con tres picos de más cerca de 25.000, concentrados, sobre todo, en las últimas dos semanas antes de la salida.

La cifra del mes de febrero, con 79 reservas de alguno de los ocho espacios de que dispone el Gobierno de Aragón en la laguna, es la segunda mejor cifra del último lustro en un mes de febrero, solo mejorada por la de 2020, con 82 utilizaciones.

Menor número de usos

En la campaña 2022-2023, el mes de marzo fue el que registró un menor número de usos, con solo tres reservas de estos escondites. El tercer mes del año no suele ser el preferido por los ornitólogos o los aficionados a la fotografía de aves en este humedal ya que tradicionalmente los grandes grupos de grullas ya han abandonado la zona en su migración.

Durante todo el año 2023, los tres hides de Bello, los más próximos al centro de interpretación de la Laguna de Gallocanta, fueron los más utilizados con 25 usos cada uno en el mes de febrero, siendo el que está más próximo al centro de visitantes el que más usos registró en total.

Desde la página web de la Dirección General del Medio Natural de Aragón se explica que la importancia de la realización de censos, radica tanto en la información que se proporciona de las especies, referida principalmente a los efectivos de las mismas y su evolución, como en los datos sobre el estado y evolución de los espacios en los que se ubican las especies censadas.

   La Laguna de Gallocanta es el mayor lago salado de Europa occidental y uno de los ecosistemas más importantes de la Península Ibérica. Es un espacio natural singular desde el punto de vista biológico, geológico e hidrológico. Por todo ello esta reserva natural esta calificada como Lugar de Importancia Comunitaria, y está incluido en la Red Natura 2000 como Zona Especial de Conservación en la red ecológica europea.

Sobreponerse al frío del alba

El ornitólogo aficionado y una de las referencias en la observación y seguimiento de las grullas, Antonio Torrijo, recuerda de sus jornadas de observación, además de la emoción al ver las reacciones de las aves, el frío.

De la utilización de estos escondites, Torrijo destacó la sensación inmersiva que ofrece. “Me gusta porque tienes los bichos allí. Lo ves mucho mejor que en un documental de la televisión y además sientes el olor, el sonido y eso lo tienes natural”, explicó el ornitólogo, que fue nombrado Grullero de Honor en 2022 en la fiesta de la Despedida de las Grullas que la asociación Amigos de Gallocanta celebra cada año.

Torrijo reconoció que él prefiere acudir en solitario a los hide. “Así estás más atento”, dijo , porque “si vas un compañero no estás tan atento a la escena”.

Una jornada dentro de uno de estos escondites suele ser maratoniana. “Te puedes tirar 14 horas dentro del hide”, recordó Antonio Torrijo que, además, matizó que hay otros lugares de observación en los que la estancia es de 24 horas.

Durante esas jornadas maratonianas no se está todo el rato mirando las aves. “Te puedes llevar un libro para leer o, si quieres, te puedes distraer de otra manera”, dijo Torrijo que reconoció que incluso es frecuente echar una cabezada en el refugio durante los ratos de inactividad del humedal.

Emoción

Sin embargo, la emoción del avistamiento de aves (grullas, en el caso de Gallocanta) se enfrenta a severos inconvenientes. Por un lado, el frío de primera hora de la mañana y el del ocaso atenazan al ornitólogo. Por otro, el inconveniente de no poder abandonar el refugio, aún cuando la naturaleza llame a la puerta en forma de necesidades fisiológicas, también puede llegar a condicionar la experiencia.

Aunque hay lugares en los que los hides son amplios y están equipados con inodoros secos, en Gallocanta las dimensiones de los habitáculos son reducidas y no tienen ninguna comodidad semejante.

Sin embargo, lo peor es el frío.  “Antes de que aclare el día tienes que entrar dentro y lo normal es que, en los meses de enero o febrero, cuando te metes haga mucho frío. Hay que ir con ropa de  mucho abrigo”, explicó Torrijo, que sumó la recomendación de llevar un termo con bebida caliente.

Aunque los hides más modernos están equipados con un cristal espía que permite más intimidad y un mejor control térmico del habitáculo, los de Gallocanta ofrecen un ventanuco para poder sacar el teleobjetivo a través de una tela de camuflaje.

Uno de los momentos más duros es al alba, cuando el frío es más intenso y solo se disimula con la emoción de la salida de las grullas en busca de sustento. Después, la actividad se ralentiza hasta que a eso de las 10 de la mañana los bandos de grullas regresan al humedal a beber. Por la tarde el proceso se repite, pero a la inversa y al caer la luz los grupos de aves regresa a la protección de la laguna. “Ahí queda el peor rato”, dijo Torrijo refiriéndose a que al cansancio de una larga jornada escondido se suma la certeza de que la temperatura se va a desplomar de forma inminente.

Otras experiencias

En la Comarca de Gúdar Javalambre, la experiencia Birding Teruel ha permitido que aficionados a la fotografía ornitológica de medio mundo hayan podido disfrutar de la riqueza en aves de esta parte de la provincia. El propietario del negocio, Alberto Bernabé, explicó que después de una etapa en la que se apostó por un público más selecto, pero ahora se busca un perfil menos especializado.

“Gúdar Javalambre   es una auténtica maravilla porque hay especies muy especiales, incluso en cuanto a aves migratorias. Vienen a ver el milano real, que es un ave muy espectacular y poco conocida, además hay varias parejas de águila real afincadas aquí y también vienen mucho a ver el quebratahuesos. Además, hay un poquito de buitre negro, águila culebrera y la pescadora. Hay una variedad bestial de aves”, resumió Bernabé, que explicó que han instalado hides en puntos estratégicos donde ofrecen alimento a algunas especies para favorecer la captura de las mejores instantáneas a sus clientes.

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