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Monteagudo recupera la ermita del Pilar con apoyo de los vecinos Monteagudo recupera la ermita del Pilar con apoyo de los vecinos
Pórtico de la ermita de la Virgen del Pilar de Monteagudo, donde se encuentra el escudo de la familia Tarín, que fue la que sufragó su construcción

Monteagudo recupera la ermita del Pilar con apoyo de los vecinos

La estructura del templo estaba en buen estado, pero no así los suelos ni las paredes, muy dañados por el abandono y el mal uso durante décadas
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Cruz Aguilar

Monteagudo del Castillo recuperará su ermita de la Virgen del Pilar gracias al apoyo de los vecinos. Se trata de un templo del siglo XVIII que está situado junto al casco urbano y que presentaba un grave deterioro a consecuencia de los usos inadecuados de décadas pasadas.

Los técnicos del Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín son los encargados de los trabajos, que hasta ahora se han centrado en la recuperación de pavimentos y paredes.

El presupuesto se eleva a unos 30.000 euros, a los que habrá que sumar otros 10.000 para la restauración de las pinturas de las paredes, que se acometerán en una siguiente fase. La actuación se ha desarrollado gracias al apoyo del Ayuntamiento de Monteagudo del Castillo, la Fundación Térvalis y el apoyo económico de los vecinos, logrado gracias a la implicación de  la Asociación cultural Monteagudo del Castillo y a la Agrupación Amigos del Pairón.

En este sentido, desde las asociaciones implicadas indicaron que crearon ya en el año 2020 un grupo de trabajo para analizar la situación de la ermita y, tras ponerse en contacto con la Fundación Santa María, iniciaron una campaña para la recaudación de fondos entre los vecinos, que han colaborado con la causa.

El gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, detalló que la estructura del edificio está en buen estado, incluso el tejado, en el que se realizó una intervención reciente. También se habían colocado unos tirantes en los arcos fajones, que estaban partidos. Sí que presentaba graves lesiones por malos usos y el paso del tiempo en el suelo y en las paredes.

Se trata de un templo con tipología similar a las ermitas del Loreto, con tres cuerpos diferenciados. Así, tiene un espacio abierto que sirve de patio de entrada y en el que se conservan los arranques de las columnas, aunque se desconoce si se acabó y las hubo. En él lo más relevante es el empedrado con piedras de río que está parcialmente dañado pero se va a restaurar. “Hay piedras en los cuatro ángulos y, separándolos, una cruz que se va a recuperar”, comentó Jiménez.

Tras ese patio hay un pórtico en el que están los arcos fajones a los que se colocaron los tirantes para sujetarlos. El suelo es de hormigón y se colocó durante unas obras posteriores a su construcción. De allí se accede al interior del templo, donde algunas piezas de barro dejan patente que el suelo estaba embaldosado, aunque ahora apenas se conservan algunas baldosas. Actualmente hay un suelo de tierra y la idea es sustituirlo por uno de barro, similar al que debió haber.

Las decoraciones pictóricas de las paredes, que son típicas del siglo XVIII, están muy dañadas debido principalmente a que todas las ventanas del templo se encontraban abiertas y eso permitió la entrada del viento e hizo que se produjeran numerosos contrastes térmicos. Además, hay “incisiones históricas” y marcas realizadas por los propios vecinos ya desde el siglo XVIII, poco después de que se levantara el templo.

La parte baja de las paredes está muy dañada porque se utilizó como corral para animales, por lo que prácticamente toda la zona más cercana al suelo ha habido que enlucirla de nuevo. Jiménez detalló que en el interior presenta una moldura perimetral decorada con tonos marmóreos y un enlucido en el que domina un tono amarillo.  Las decoraciones de la pared son geométricas alternadas con vegetales. “Se trata de pinturas sencillas que buscaban aparentar”, comentó el responsable de la intervención.

La ermita se construyó en el siglo XVIII por orden del noble Iván Tarín y está dedicada a la Virgen del Pilar. La familia tenía mucho interés en su construcción y prueba de ello es que se levantó en un año. El escudo de la familia Tarín está situado sobre una de las ventanas del edificio.

Antonio Jiménez comentó que no se conserva documentación sobre este templo, pero señaló que hay algunas personas mayores de la localidad que recuerdan la celebración de culto en él durante momentos puntuales.

Los trabajos se iniciaron hace ya un par de meses y está previsto que concluyan a lo largo de este enero. Durante este tiempo han trabajado dos albañiles especializados en restauración. Por otro lado, el gerente de la Fundación destacó que se trata de la primera colaboración realizada con la Fundación Térvalis, aunque en breves fechas se iniciarán diversas obras de rehabilitación en la ciudad de Teruel.                 

Decoración en piedra de río del patio exterior de la ermita, con el pueblo al fondo

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