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“Antón García Abril era una delicia con los niños, les escuchaba con toda seriedad” “Antón García Abril era una delicia con los niños, les escuchaba con toda seriedad”
El equipo directivo y la fundadoras, en el Pilar con la Virgen llevando el manto de J.R. Santa María

“Antón García Abril era una delicia con los niños, les escuchaba con toda seriedad”

Los Centros de Música Santa María cumplen su 50 aniversario de entrega generosa a este arte
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La cultura en Aragón está de enhorabuena porque el Estudio de Música J.R. Santa María acaba de celebrar la friolera de medio siglo. “Hemos llegado a cumplir 50 años muy intensos, llenos de muchos buenos recuerdos que nos ilusionan para seguir. Además, estamos recibiendo reconocimientos de alumnos actuales y antiguos, y de diferentes entidades que agradecemos mucho”, destaca Ana Pilar Zaldívar, directora de los Centros de Música Santa María. El próximo 21 de enero recogerán el Premio de la Sociedad Filarmónica de Zaragoza 2023 en el Auditorio de Zaragoza. Será en el concierto del gran pianista y amigo Guillermo González con la soprano Magdalena Llamas. Pero echemos la vista atrás y descubramos su precioso camino y periplo para llegar hasta aquí.

-Un proyecto vocación que nació de la iniciativa y el ánimo de Jesús Ricardo Zaldívar Gracia.

-Jesús Ricardo, mi hermano mayor, enfermó a los 15 años de un cáncer a los huesos. Era muy religioso, formado en Jesús Reparador y luego en los Jesuitas, a la vez que era un niño que disfrutaba mucho con la montaña, el deporte y la música. Fue consciente de la gravedad de su enfermedad y de su final temprano y dejó el encargo de crear un Centro que llevase el nombre de la Virgen y que formase a través de la Música. Él no podría hacerlo y ese era su legado.

-Fundado e impulsado por el emprendimiento y la generosidad de dos grandes mujeres pioneras en la alfabetización musical, las hermanas María Pilar y Ana María Gracia Torné.

-Fueron dos valientes, porque en ese momento no era normal ver a mujeres emprender y crear un centro. Lo empezaron primero con hijos de amigos, que venían a hacer más compañía que clase, pero poco a poco se fue forjando un gran centro con mucho nivel y fue creciendo mucho. Eran muy buenas profesoras y se rodearon de un equipo docente muy bueno que compartía el mismo espíritu. El caso es que el Centro, que se llamó Estudio de Música JR Santa María, llegó a ser el primer centro reconocido de Aragón con validez oficial y el segundo de España. Un logro increíble, que no fue buscado, pero que hizo historia. Y lo mejor es que siguen con nosotros y su presencia es un estímulo para todos. Las llamamos cariñosamente las Fundadoras y tienen una Sala dedicada a ellas.

-Con otra generación al timón, pasión y compromiso por la música, como son usted y su hermano Álvaro Zaldívar.

-Álvaro, mi otro hermano, se incorporó enseguida y fue fundamental para el Centro. A su formación musical unía sus estudios de Derecho y organizó todo el comienzo, que fue tan importante, para pasar a ser un centro profesional. Alvaro luego obtuvo, muy joven, por oposición la Catedra de Historia y Estética de la Música, porque que su especialidad es de nivel Superior y el Centro se dedicaba a los niveles anteriores. Su huella sigue presente porque además, siempre nos hace hueco en su agenda y nos imparte la Conferencia del Acto de Apertura de cada Curso y le pedimos siempre Conferencias, etc. Es un lujo poder contar con él porque tiene un gran prestigio internacional. Y nos sentimos muy unidos los tres hermanos.

-Y con la valiosa labor de Juan Luis Ríos Mitchell, Patrono de Honor de su Fundación, con su amor al proyecto desde pedagogía, filosofía y otras disciplinas más que necesarias.

-La Fundación nació con el nombre de Jesús Ricardo, para aglutinar toda la labor social y cultural que se hacía desde el Centro y que se salía de lo puramente docente. Y Juan Luis fue un regalo. Desde que llegó en el año 2002, se unió como mi marido y se involucró totalmente en todos los proyectos porque compartía el mismo espíritu. Su formación era marianista y era también un amante de la montaña y de la cultura en general. En todos estos años hemos aprendido de él y con él, y siempre estará con nosotros.

-Resumiendo, lo suyo es vasto un ‘proyecto educativo’.

-Desde que se creó en 1973, el Estudio J.R. Santa María, que cubría la enseñanza no oficial pero especialmente la oficial Elemental y Profesional con la misma validez que el Conservatorio, el proyecto creció con la LOGSE, dividiéndose en 1995 entre el Centro Autorizado J.R. Santa María y la Escuela Santa María, diferenciando cada Centro su tipo de enseñanza: reglada y no reglada. Y en el 2015, nació el Centro Autorizado Profesional Moderno Santa María, que recibió este nombre para indicar que trabajaba clásica y moderna. Actualmente son estos dos centros los que están en activo pero siempre con el recuerdo vivo del Centro Fundador. Hemos impartido todos los niveles: desde los 3 años hasta el Título de Profesor, según Decreto de 1966, que se equiparó al Superior, a efectos de docencia. Y lo seguimos haciendo.

-Modernizado desde una metodología con el alumnado que se declina desde su presente.

-Nuestro lema es trabajar en presente con el alumno y hacer que pueda aprovechar todo su potencial como persona y como músico. Tenemos una metodología muy personalizada, con grupos muy pequeños, con materiales propios, actualizados permanentemente y contando con la experiencia de tantos años. Además nos ha caracterizado estar siempre abiertos a aprender y contar con prestigiosos profesores de toda España y del extranjero, que nos han aportado nuevas visiones de la enseñanza musical.

-Un trabajo de innovación y emoción, desde hace muchos años, referente en toda España.

-Fuimos socios fundadores de la Asociación Estatal de Conservatorios Privados y actualmente somos socios y delegados en Aragón de la Asociación Estatal de Centros Autorizados. También fuimos socios fundadores de la Asociación de Escuelas y Centros de Enseñanzas Musicales de Aragón (AECEMA) que forma parte de la UEMYD (Unión de Escuelas de Música) que forma parte de la EMU (European Music Schools). En relación con EMU podemos destacar que un alumno de Santa María Jacobo Subirá participó en la composición conjunta del Himno de EMU por su 50 Aniversario, siendo el representante de España. Y fuimos también la Delegación de España en Zaragoza de Isme (International Society for Music Education).

Ana Pilar Zaldívar

-Y entre la docencia y la gestión, ¿qué partituras son sus preferidas? ¿Le da tiempo a interpretarlas?

-Me encanta la Música de Cámara, tocar con otros: piano a cuatro manos, dos pianos, voz e instrumentos con piano. Lo he hecho con una gran cantante turolense, Carmen Muñoz, y con grandes pianistas, mi profesora María Canela, mi compañera de equipo directivo Cristina Navarro y también con otra alumna y ahora profesora Laura Dieste. Y otros muchos intérpretes de otros instrumentos. El repertorio de cámara es maravilloso y hay de todos los estilos y épocas. Además, es un reflejo de la vida porque hay momentos en los que cantas, otros acompañas y todos son importantes. La disfruto enseñándola e interpretándola. Y creo que no hay que abandonar la interpretación porque, ante todo, somos Músicos. La gestión hay que hacerla pero al servicio de la Música. Y la docencia siempre tiene que ir acompañada de tu trabajo personal interpretativo, aunque sea muy difícil la compatibilidad.

-¿Tiene alguna máxima, frase o autor de cabecera en el desempeño de sus tareas?

-Tenemos la suerte de haber trabajado con grandes pedagogos que siempre tenemos presentes. Destacaría tres grandes amigas que nos han dejado recientemente: Luchy Mancisidor del Conservatorio Superior de San Sebastián, Pilar Fuentes, del Conservatorio Superior de Valencia, y Encarna López de Arenosa, Catedrática y primera directora del Conservatorio Superior de Madrid. Y otro gran amigo, Salvador Seguí, cuyo nombre lleva el Conservatorio Superior de Música de Castellón. Todos nos aportaron mucho.

Y destaco a otras tres grandes pedagogas que estarán con nosotros en las Jornadas de Pedagogía Juan Luis Ríos Mitchell 2024 que son Maravillas Díaz de la Universidad del País Vasco, María José Aramberri de Musikene y Elena Riaño de la Universidad de Cantabria. Las tres son pilares fundamentales de ISME y de SEM-EE, Sociedad para la Educación Musical del Estado Español de la que fueron presidentas Maravillas y Elena, y Secretaria General, María José. Contar con ellas es un lujo.

-Por otro lado, muchas generaciones han pasado y pasan por sus aulas y espacios de recitales y conciertos. Qué satisfacción sentir el relevo y la suma generacional en el gusto por la música, ¿no es cierto?

-Mucha y tener tres generaciones vivas: abuelo, padre y nieto. Es lo mejor. Una enorme satisfacción pensar que has pasado por las vidas de muchas personas y que has sido importante para ellos, como ellos lo han sido para nosotros. El profesor de música es muy especial porque puede estar toda la vida contigo. Yo he tenido alumnos desde los tres años hasta finalizar sus estudios.

-Teruel ha estado siempre presente también en el proyecto, empezando por el gran compositor y músico Antón García Abril.

-Antón García Abril es un gran compositor al que además hemos tenido la suerte de tener como amigo y también a su familia, Áurea, su querida esposa, e hijos. Ha sido muy especial porque hemos trabajado juntos en la Guía Didáctica de los Cuadernos de Adriana, en la edición didáctica del Himno de Aragón e interpretando sus obras de piano, cámara, canto en versiones originales y adaptaciones didácticas, y en la obra que realizó con Encarna López de Arenosa.

Además, Antón era una delicia con los niños, les escuchaba con toda seriedad cuando le decía alguno que también era compositor, y se acercaba a la composición para niños con mucho respeto, haciendo siempre buena música y grandes obras para manos pequeñas, como él decía. Conocerle y tocar para él, fue una experiencia única para los alumnos.

-Un protagonismo mayúsculo, el del maestro García Abril.

-A mi madre y a los Infantes del Pilar, a los que tenemos el honor de formar como docentes de Música, les dedicó una obra Acuarelas Aragonesas con un texto precioso de la gran poetisa Magdalena Lasala, que está compuesta por tres obras dedicadas respectivamente a Zaragoza, Huesca y Teruel. Son ricas en efectos, modernas y muy evocadoras. Nosotros siempre tenemos obras de Antón en repertorio y como miembros de AECEMA vamos a participar con Escuelas de todo Aragón en la organización de una maratón de su obra en el mes de febrero de 2024 en el Conservatorio Superior de Aragón.

La música de Antón es imprescindible en toda programación educativa porque tiene que estar siempre en las manos de todo intérprete que se precie de amar la Música. Hay que trabajar porque, como todos los grandes, exige al intérprete, pero siempre lo hace al servicio del Arte y por eso es un disfrute para el público al que le llega directo al corazón.

-Y siguiendo por el musicólogo y organista navarro el padre Jesús María Muneta, media vida en la ciudad del Torico.

-El Padre Muneta ha sido el alma de la música en Teruel, como director del Instituto Musical Turolense, con quien tuvimos relación académica muchos años, con sus preciosas composiciones dedicadas a Teruel sobre Los Amantes, que grabé en disco, con sus libros, en los que hemos colaborado en ocasiones, y con su trabajo de investigador musicólogo en el Instituto de Estudios Turolenses. Nos ha dedicado obras a toda la familia. Destaco la Marcha Fundadoras que dedicó a mi madre y tía, que vamos a utilizar como sintonía en nuestros podcasts. Y también, la presentación en Teruel y Zaragoza del III Libro del Archivo de la Catedral de Albarracín. En este volumen se encontraron obras muy bonitas y además muy interesantes para teclado, que toqué y analicé en la Revista Aragonesa de Musicología, relacionadas con Beethoven y otras de un contemporáneo de Mozart, que muestran la importancia que tuvo esta Catedral y que tiene su Archivo.

-También relacionado con Teruel, han colaborado mucho con la siempre inquieta Universidad de Verano de Teruel.

-Fueron muchos Cursos los que compartimos con la Universidad de Verano de Teruel cuando fueron directoras Monserrat Martínez y María Victoria Álvarez, que pusieron mucha ilusión y esfuerzo. Se hicieron unos cursos muy interesantes con presencia de grandes especialistas en música como Daniel Vega o Javier Artigas, entre otros, y en arte e historia como Guillermo Fatás, José Carlos Mainer o María Dolores Albiac. Lo recordamos con mucho cariño y fueron muchos los alumnos participantes. Además, hacíamos varios conciertos a los que asistían alumnos de otros cursos y se creaba un ambiente muy enriquecedor y entrañable.

-No podemos despedirnos sin destacar la profesionalidad y el trabajo continuado del actual equipo directivo, especialmente los de Cristina Navarro y Águeda Tutor.

-Desde luego, importantísima labor de equipo. Son dos grandes de la música y de la gestión. Cristina es Jefe de Estudios y Vicecoordinadora general y además es Secretaria de AECEMA y coordinó el Proyecto del Himno de la EMU. Y Águeda es Vicedirectora y Coordinadora de Proyectos UNESCO, además de ser la Coordinadora de Escuelas Asociadas a la UNESCO de Aragón y Coordinadora de Proyectos Internacionales de la Red. Les estoy muy agradecida y me encanta hacerlo público porque es un trabajo que a veces no se ve y hay que destacarlo porque es la base del funcionamiento y sólo se hace así con mucho cariño.

-Música que es alimento para el alma, para el que la interpreta y para el que la escucha. Qué necesaria y obligada es para nuestro bienestar emocional y creatividad en la vida.

-¡Totalmente! Cada vez más porque estamos inmersos en la búsqueda de la utilidad y como decía Ordine lo inútil, es necesario. El Arte nos diferencia del resto de seres vivos, nos humaniza. En todas las edades es necesario rodearse de música como intérprete y como oyente. Yo siempre digo que España no tiene nada que envidiar en cuanto a grandes artistas, pero sí que a veces se echa de menos que tenga más personas que simplemente disfruten de la música sin sentirse frustrados por no ser profesionales. Necesitamos intérpretes pero también necesitamos público formado y que haga música en sus casas a un nivel medio pero muy digno. Y eso en otros países es habitual. Los alumnos que salen fuera se sorprenden.

-Volviendo a Jesús Ricardo, sin duda, gracias a los Centros de Música Santa María, la música sana y salva.

-Salvó a nuestra familia y nos dio una vocación que nos ha hecho y sigue haciendo muy felices. Y ha salvado a muchas personas que han encontrado también su vida en la Música. Y siempre sana y acompaña.

-Un deseo ‘finale’ para el próximo medio siglo.

-Como decía Gabriel Celaya en el poema Educar, hay que “soñar que cuando un día este durmiendo nuestro propio barco, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada”. Sería maravilloso pensar que el proyecto siga vivo en otras manos y que desde lejos, lo veamos. Sé que seguirá siendo necesario y que a quienes lo hagan, les hará felices. La música debe seguir sonando y formando a mejores personas en una sociedad mejor.

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