Danielo Tena: el color por encima de la línea y la serigrafía al servicio de la obra única

A caballo entre el informalismo y la estética de la cultura pop, el artista extremeño afincado en Teruel Danielo Tena presenta Entre Color y Forma. Un proceso de experimentación, una exposición de grabado en la que, paradójicamente, el concepto de obra única predomina sobre la copia serigráfica y el color se impone sobre las formas.

La muestra, visitable en el Espacio Luvitien de Teruel hasta el 15 de junio, está compuesta por piezas creadas entre 2020 y 2022 por este artista formado en Bellas Artes en Teruel, donde reside actualmente. Fue en el campus turolense donde se enamoró de las técnicas de grabado, que incorporó a su lenguaje creativo habitual buscándole un giro de tuerca: “En la universidad aprendí serigrafía y me gustó mucho la técnica y sus posibilidades”, explica. “Así que decidí montarme un taller”.

A partir de ahí comenzó a realizar diseños, la mayor parte de las veces abstracciones, que grababa en camisetas, soportes textiles, cartón y otros materiales. Sin embargo a Danielo Tena le interesa especialmente el proceso creativo y técnico, y los cambios y variaciones que introduce o que se producen por azar a medida que desarrolla las copias y que provoca que no haya dos iguales, o que una pieza esté compuesta por varias impresiones con ligeras variaciones entre ellas. “Suena paradójico lo de utilizar la serigrafía para crear obras únicas, pero me atrae mucho, porque no deja de ser una ruptura”.

Y también tiene algo de saber aprovechar la oportunidad, de hacer de la necesidad virtud, y es que Tena admite que “todavía no tengo material suficiente”. “Encajar varias tintas en el grabado sin un pulpo” -pieza que mantiene sujeta en la misma posición la malla o plancha impresora después de cada operación de entintado, para que se plasme exactamente en el mismo punto del soporte- “es muy complicado, tienes que hacer el proceso muy a ojo y es poco probable que obtengas el resultado que se busca cuando haces un grabado convencional”, explica el artista. “Así que decidí explotar las posibilidades y la libertad que te da esa desventaja, y jugar con diferentes composiciones en varios colores y con obras únicas a una sola tinta”.

Muchas de las piezas que pueden verse en el Espacio Luvitien hacen referencia a elementos figurativos, algunos de ellos en homenaje al popular Marilyn Diptych que Andy Warhol creó en 1962, y que sesenta años después sigue siendo una referencia estética de la cultura popular. Pero otros grabados son abstracciones en los que el color, por encima de la forma, adquieren todo el protagonismo. “De hecho siempre me ha interesado la abstracción, la composición y el juego que te permiten las abstracciones, y fue eso lo que me llevó a la técnica del serigrafiado”. El motivo es que “permite hacer obras bastante rápido y bien compuestas, con mucha libertad creativa”, asegura Danielo Tena. “Al no poder encajar bien las diferentes impresiones los colores y las líneas no coincidían, pero en lugar de desecharlas vi que me gustaba mucho el resultado y sus posibilidades”.

Además ese proceso, el de grabar una pieza prensando cada tinta con un ajuste más manual, más artesanal, da como resultado que es imposible obtener dos piezas idénticas, precisamente lo que define la serigrafía. “Por eso me atrajo tanto esta forma de hacer las cosas. Es pura experimentación, romper las reglas y ser un poco espectador de lo que estás haciendo. Por eso en esta exposición hago referencia sobre todo al proceso de creación, no tanto al resultado final”.

A través de ese proceso Danielo Tena descubre, e invita al espectador a descubrir, que el serigrafiado es mucho más que una mera técnica artesana para obtener copias idénticas de un motivo gráfico, y se convierte en una herramienta artística dirigida también a la obra única.

En cuanto al estilo estético, Daniel Tena admite que no tiene un estilo completamente definido en cuanto a la forma, ni en su obra figurativa ni en la abstracta, y que si hubiera que buscar un elemento diferenciador característico habría que acudir al color. “Siempre he pensado que el color es una herramienta increíblemente potente para comunicar”, explica un autor en cuya obra es habitual la presencia del color no ya como un elemento de relleno o de finalización, supeditado a la línea o el dibujo, sino como elemento central que asume buena parte, sino todo, el protagonismo. Eso no excluye que Danielo Tena también tenga pintura o grabado monocromo -aunque en estos casos la elección del tono de color también es un elemento fundamental de la pieza- e incluso en blanco y negro.

Ese protagonismo del color tiene algo que ver con “la libertad, con sentirme más infantil. Creo que somos niños grandes que hemos perdido la inocencia, y el color para mí representa ese juego de tintas planas y línea sencilla o inexistente que te permite recuperarla”.

Además “no es lo mismo ni mucho menos estar ante la figura de una mujer en color azul que ante la misma figura en color amarillo”, asegura. Más allá de los códigos de color más comunes y extendidos, en cuya construcción se funden elementos biológicos, culturales e históricos, “el color es un lenguaje tan potente como pueda serlo el dibujo y la línea, determina la composición y la expresividad”, asegura el artista. De ahí que el extremeño no quiera renunciar a un vocabulario tan amplio y su lenguaje artístico se sitúe, al menos, a medio camino entre el color y la forma.