Lo más actual y tecnológico del arte se cuela en el Museo Diocesano de Teruel

Crystal Memories: Una Arqueología del Recuerdo, de la zaragozana Malena Goya Pucci, es la obra ganadora de la cuarta edición del Premio Nacional de Arte Spiritu, convocada por el Museo de Arte Sacro de Teruel (MAST). El fallo del jurado se hizo público el mes pasado, pero este jueves se inauguró la exposición en el centro situado en la plaza Venerable Francés de Aranda, en la capital mudéjar, donde puede verse esta obra junto a los tres accésit concedidos y otras tres piezas seleccionadas presentadas al certamen.

Hasta el 31 de enero las siete piezas de arte contemporáneo convivirán con la colección permanente de arte religioso del MAST. Precisamente el espíritu de este certamen de arte, cuyo primer premio de 1.000 euros financia la Fundación Térvalis, tiene como objetivo conectar esas piezas religiosas, algunas de las cuales tienen más de cuatro siglos de antigüedad, con la obra que realizan hoy en día artistas jóvenes, algunos de los cuales todavía no han terminado sus estudios en las facultades españolas de Bellas Artes. El nexo común es que la espiritualidad es la que guía la inspiración de los autores, entendiendo esta -la espiritualidad- en su significado más amplio.

Tecnología y arte

Crystal Memories es un trabajo realizado mediante arte generativo a partir de computación que combina vídeo e imágenes en alta definición para construir un paisaje digital cambiante y en continua transformación.

En lo formal, la propia Malena Goya explica que su obra es “una red, una malla de pequeños cristales que brillan y se transforman generando una serie de imágenes que se construyen, se deconstruyen, se disuelven y se regeneran, creando diferentes patrones”.

En la obra que se expone en el MAST puede verse en realidad un fragmento de vídeo de un par de minutos de duración que se reproduce en bucle. En su concepción original, sin embargo, Crystal memories es una pieza que no tiene comienzo ni final, ya que el software TouchDesigner con el que está realizado va generando imágenes cambiantes a partir de los datos introducidos por el creador sin parar y de forma infinita. En este caso los datos están formados por una matriz numérica aleatoria que Malena Goya ha elegido “sobre todo por los resultados estéticos que yo quería conseguir en este caso”.

A través de este trabajo su autora plantea una reflexión visual sobre la memoria como origen de la identidad, profundizando en aspectos concretos como la fragilidad de los recuerdos que componen esta memoria. “El objetivo era representar cómo la memoria nos define como seres humanos”, explicó este jueves la ganadora del IV Premio Spiritu. “Somos lo que somos a partir de nuestra memoria, y los recuerdos que la forman se redefinen constantemente, una y otra vez, porque cada vez que los revisitamos sufren cambios sutiles”.

El jurado destacó de la pieza ganadora la “calidad artística y técnica” que demuestra Goya en “el tratamiento de la luz, la textura y el movimiento” a través del arte generativo; la “originalidad conceptual” del proyecto y la capacidad de su obra de “generar una experiencia estética y reflexiva en el espectador”.

Malena Goya es una artista zaragozana que se graduó en Bellas Artes en el campus de Teruel en 2021, y que en la actualidad está iniciando su doctorado. En 2019 expuso El jardín de los pensamientos en el II Festival MIL de Teruel, que después se expuso en 2020 en la Sala Térvalis. Este proyecto hablaba precisamente de la construcción de la memoria y de su fragilidad, aunque Goya reconoce que no es el único tema que suele abordar desde la práctica artística. “Desde luego que la memoria es un tema que me interesa mucho, pero yo diría que mi gran tema central es el cuerpo y cómo se relaciona con la tecnología. A nivel filosófico y personal es lo que más me interesa ahora mismo”.

Malena Goya expresó este jueves su agradecimiento al jurado durante la presentación de la exposición del Premio Spiritu, en cuya convocatoria ya se había presentado en anteriores ediciones. Admitió que se arriesgó presentando una obra tan rabiosamente contemporánea y tecnológica, y que “verla expuesta junto al resto de piezas del Museo Diocesano es una experiencia muy satisfactoria e interesante”.

Seis obras más

Junto a la obra ganadora podrán verse en la exposición IV Spiritu 2025 las tres piezas galardonadas por el jurado con un accésit: Recomponte de Jorge Fortea Gallart; Norma en ruinas de María Trinidad Energici y 1980-2025 de Xavier Urrios.

También forman parte de la muestra que acogerá el MAST hasta el 31 de enero tres obras seleccionadas de entre las que se presentaron a la cuarta edición del concurso. Se trata de Arqueología de la espiritualidad de Ignacio Aparicio San Román; Habitar las pieles de Lucía Alcaine García y Por San Antonio, un paso del demonio, de Óscar Blanch Lombarte.

El director del MAST Pedro Luis Hernando explicó durante la presentación, en la que también compareció Gene Martín en representación de Fundación Térvalis, la leyenda de San Verilia y el ruiseñor que le pasmó durante tres siglos, para ilustrar la búsqueda de la trascendencia y de su significado del artista. En este sentido el Premio Nacional de Arte Spíritu es una de las acciones que desde hace años lleva realizando el MAST para integrar todas las miradas del artista que profundizan en diferentes aspectos de la espiritualidad, desde los más sagrados y tradicionales hasta los más profanos y contemporáneos. El videoarte, la instalación o el arte digital convive en perfecta armonía con la pintura barroca o las tallas románicas.