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Daniela Krpan, ceramista: “La cerámica también sirve  como terapia, es una forma de encontrarse con uno mismo” Daniela Krpan, ceramista: “La cerámica también sirve  como terapia, es una forma de encontrarse con uno mismo”
Daniela Krpan, delante del horno en el que cuece las piezas

Daniela Krpan, ceramista: “La cerámica también sirve como terapia, es una forma de encontrarse con uno mismo”

La artista prepara varias exposiciones, una de las cuáles compagina la cerámica con el esparto
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Algunas piezas cerámicas de Daniela Krpan se exponen estos días en la Fábrica de Solfa de Beceite. Varias de ellas viajarán a Valdeltormo a la exposición que la ceramista mostrará durante la Semana Cultural. La argentina, que llegó a la Comarca del Matarraña hace 15 años, intenta abrirse camino en su profesión.

-¿Qué tipo de piezas expone en La Fábrica de Solfa?

-Son piezas de un trabajo que he llamado ‘Tierra’, porque están inspiradas en la naturaleza. El año pasado tuve una tromboembolia pulmonar que me obligó a dejar de hacer ejercicio fuerte y a hacer ejercicios más lentos. Empecé a contemplar más la naturaleza y empecé a fijarme más en las texturas, que es algo que siempre me había atraído mucho.

-¿Qué tal se encuentra?

-Estoy mejor, pero todavía en tratamiento. Me quedé sin fuerza, no podía amasar, tornear y hacer muchas cosas, así que empecé a trabajar la cerámica con trabajos manuales, con la mano, sentada, golpeando el barro y buscando las texturas.

-¿Qué tipo de cerámica ha empezado a hacer después de la enfermedad?

-Una cerámica más decorativa, muy orgánica, con texturas, algunas para espacio interior, con cuencos, y son figuras un poco curiosas. Hay gente a la que les gusta y otros a los que no. Hasta ahora hacía un poco de todo, vajilla para hoteles —hice, por ejemplo, las picas para el hotel Torre del Marqués— también algo de modelado escultórico de animales, porque me gusta mucho. Me gusta descubrir formas nuevas, piezas nuevas, aunque con este proceso de sanación he aprendido a trabajar el esparto con un amigo de Valderrobres.

-¿Se puede compaginar la cerámica con el esparto?

-A medida que lo iba trabajando fui viendo que era un material que se podía mezclar con la cerámica, así que empecé a investigar sobre cómo unirlos. En agosto inauguraremos una exposición en la Oficina de turismo de Valderrobres. Es un trabajo que hemos realizado uniendo ambos materiales.

-¿Cuál es el resultado?

-El resultado es maravilloso. Estamos muy contentos, porque hemos hecho experimentos, hemos jugado como niños. Hicimos pruebas, nos arriesgamos y los resultados han sido muy buenos. Estamos muy felices de lo que nos ha salido y es una colaboración que nos ha enriquecido a los dos como personas y como artistas, como artesanos. Ambos tenemos oficios antiguos que no están vistos como arte, porque han estado vinculados a lo utilitario, porque cuesta ver el esparto y la cerámica como artísticos. Ahora con la tendencia slow volvemos a valorar los oficios, el arte y su importancia, y no solo como utensilios cotidianos.

-¿Cuesta que se valore?

-Depende de dónde, pero sí. Cuesta valorar el trabajo del artista o de la cerámica. Algunas personas están dispuestas a pagar 50 euros por un menú degustación en un restaurante, pero les duele pagarlos por una pieza cerámica que durará toda la vida. Cuando además hay un gran trabajo detrás. Yo, por ejemplo, busco la arcilla local, refractaria, en La Cañada de Verich. Suelo trabajar con arcillas locales y hay que mezclarlas con agua, dejarlas en reposo, amasarlas y todo eso lleva un proceso largo, porque al barro hay que darle un tiempo. Después, cuando se tornea, se tiene que secar, y hay que realizar varias cocciones, a altas temperaturas, de entre 11 y 13 horas. Es un proceso laborioso.

-¿Cómo será la exposición de la Oficina de Valderrobres?

-Las que expondré serán piezas más artísticas y no tan utilitarias. Luego prepararé una exposición en Valdeltormo a partir del 1 de julio con algunas de las piezas de la Fábrica de Solfa, así como otros trabajos más corrientes.

-¿Dónde tiene su taller?

-En la carretera de Valderrobres a Beceite. Allí hay una nave de un escultor inglés que la restauró para hacer talleres artísticos y nos deja un espacio.

-¿Se puede sobrevivir con el arte?

-Cuando vivía en Argentina tenía mi taller y vivía de esto. Pero aquí, por distintas circunstancias personales, he tenido que trabajar de otras cosas para pagarme el taller, porque siempre que he podido he invertido en máquinas y en materiales. Hasta antes de la enfermedad hacía doble jornada, salía del trabajo y me iba al taller. Ahora, los restaurantes están utilizando vajillas diferentes, especiales, y ahí tenemos un sector que se está abriendo. La cerámica también se está poniendo de moda como terapia, porque requiere concentración, habilidad con los dedos... Hay gente que hace musicoterapia, otros hacen terapia con animales, y la cerámica también sirve como terapia, es una forma de encontrarse con uno mismo. Así que con todo esto hay gente que se fija más en nosotros y tenemos un poco más de visibilidad.

-¿Tiene el taller en la carretera de Beceite, pero vive en Valdeltormo?

-Sí, allí tengo mi casa, y quiero resaltar lo bien que me han tratado en Valdeltormo, donde el Ayuntamiento me cedió una sala para hacer cerámica. Aunque no puedo poner el horno, es un espacio disponible que me va muy bien, así que como compensación este verano haré allí varios talleres abiertos y posiblemente durante el curso que viene un taller abierto a todo el público.

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