

Eduardo Martín, coleccionista y vendedor de objetos vinculados a la Guerra Civil: “Al público más joven le interesan las condecoraciones y a los mayores de 30, los libros”
El madrileño comparte su afición llevando parte de su colección a eventos de recreaciónCañada Vellida presenta el mayor conjunto defensivo de la Guerra Civil excavado en Aragón
Singra se sumerge de nuevo en la crudeza de la Guerra Civil celebrando las II Jornadas de Recreación
Cascos, insignias, medallas, objetos personales y uniformes forman parte de la extensa colección de objetos de la Guerra Civil con la que viaja de feria en feria el coleccionista madrileño Eduardo Martín. Pero sobre todo, lo que más lleva es literatura. Ejemplares y más ejemplares de libros sobre la contienda e incluso facsímiles de prensa publicada durante los enfrentamientos componen el equipaje con el que este madrileño acudió a la II Jornada de Recreación de la Guerra Civil.
-¿Por qué ha acudido a Singra?
-He venido porque he hablado con compañeros del mundo de la recreación y me han contado que la acogida que tuvieron el año pasado no lo habían tenido nunca en muchos años que llevan de recreadores, así que me me apetecía compartir este momento.
-Su stand es realmente grande y su colección, completa. ¿Qué artículos llevó a las II Jornadas de Recreación?
-Yo suelo traer a estos eventos mucha literatura, porque detrás de un recreador siempre hay una persona que tiene una gran biblioteca y muchas horas de estudio para llevar al campo, de una forma lo más fehaciente posible, lo que fue el momento y la historia de la Guerra Civil. Traigo ropa adaptada y ropa que empezamos a hacer nosotros con reproducciones de originales. La ropa adaptada son prendas de un reglamento posterior, el reglamento de 1943, que es muy semejante en cuanto a formas y tejido al que se usó en Guerra Civil española.
-¿Qué público se interesa por este tipo de uniformes?
-Generalmente, el recreador.
-¿Ha notado que hayan pasado por su puesto de venta recreadores que no estén participando directamente en la recreación?
-Sí, porque aparte de recreadores son coleccionistas y siempre que hay un mercadillo de este tipo, al amparo de una recreación, pues hay piezas de colección.
-Entre los objetos que expuso en la feria comercial de Singra había muchas piezas originales, como insignias, botones o medallas. ¿Ese tipo de coleccionismo está en auge?
-Por desgracia, ningún coleccionismo está en auge. Por la forma de vida que llevamos y la sociedad que tenemos no hay un relevo generacional en ningún tipo de coleccionismo.
-¿De dónde le viene la afición por la Guerra Civil?
-Mi afición por la Guerra Civil viene por parte de mi abuelo paterno. Mis dos abuelos estuvieron en la Guerra Civil, pero a él le dejó muy marcado y nos contaba sus historias de la Guerra Civil.
-¿Aún así cómo desemboca eso en que usted se haya hecho coleccionista con tantas piezas?
-Una vez que falleció mi abuelo, sentí la necesidad de esas historias que me él contaba y empecé a buscarlas en el papel, empecé a consumir libros de historia y, como todas las adicciones, pieza me llevó a otra pieza, y a otra...
-Al final usted ha reunido una colección muy importante de piezas y de literatura. ¿Cuando las vende, el cliente se lleva también un poco de usted?
-Es que entregamos un poquito de nosotros mismos, tanto yo a la hora de vender como el recreador. Y eso es lo bonito de estos eventos, el dar lo que es tu pasión a trocitos. Porque yo, por ejemplo, en publicaciones vendo lo que a mí me gusta, títulos muy específicos que a mí me han ayudado y me han orientado ya sea en el aprendizaje, el conocimiento de nuestra historia o bien enfocado al tema de recreación y coleccionismo.
-¿Cómo engrosa su colección?
-Pues por desgracia cuando fallece una persona todo ese material sale al mercado. Conozco mucha gente y compro pequeñas colecciones o bibliotecas.
-¿Ha percibido usted cierto auge en la celebración de eventos de recreación como el que se organiza en Singra?
-Sí, hay un auge porque es una puesta en valor. Por ejemplo, en municipios como el de Singra, donde su patrimonio ha estado olvidado durante muchísimo tiempo, es una puesta en valor porque lo que sí está en auge es el turismo histórico.
-¿Cree que la Guerra Civil, y especialmente la Batalla de Teruel, puede llegar a convertirse en un reclamo turístico como ocurre con las playas de Normandía, en Francia, y la II Guerra Mundial?
-La diferencia de Normandía a todo el territorio nacional es el uso que se ha hecho de la Guerra Civil políticamente a lo largo de la historia de la democracia. Lo veo muy difícil por eso. Es muy complejo porque todavía hay dolor por esos episodios que no se ha intentado paliar, sino todo lo contrario. Hacer grandes eventos o lo que sea dentro de la normalidad, lo veo un imposible hoy por hoy. Tenían que pasar muchísimas generaciones, pero historia y patrimonio sí que tenemos.
-¿Qué es lo que más llama la atención de las personas que pasan por su puesto? ¿Hay algún tipo de público específico que se vaya más a los libros o que se quede más en la zona de las condecoraciones?
-El público joven, por desgracia, se va más a la parte de las condecoraciones. Los mayores de 30 años se interesan más por los libros.
-¿A los jóvenes les interesa la Guerra Civil?
-El problema es que los jóvenes no estudian la Guerra Civil en los centros educativos, por lo que no se genera ningún tipo de interés.
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