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Perros guía, las mascotas que además de cariño ofrecen un par de ojos a los invidentes Perros guía, las mascotas que además de cariño ofrecen un par de ojos a los invidentes
Foto de familia de los asistentes al Paseo Ciudadano de la Asociación de Usuarios de Perros Guía de Aragón, en el Torico. M. A.

Perros guía, las mascotas que además de cariño ofrecen un par de ojos a los invidentes

La asociación de usuarios en Aragón realizó un paseo ciudadano por las calles de Teruel
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Entre las personas invidentes y los perros guía que les acompañan tiene que existir una química especial; como ocurre con cualquier mascota no todos los perros valen para todas las personas y viceversa, pero cuando ambos se complementan bien llegan a forman un equipo indisoluble, eficaz duradero y muy versátil.

La Asociación de Usuarios de Perros Guía de Aragón celebra anualmente un paseo ciudadano en diferentes localidades con el objetivo de acercar a la ciudadanía su actividad. En la sexta edición de este encuentro la asociación recaló por vez primera en Teruel, donde se ofreció una charla divulgativa y se realizó un paseo por las calles de Teruel, en el que una docena de personas ciegas pasearon con sus animales entre la agencia que la ONCE tiene en Teruel, en la calle Argentina, hasta la plaza del Torico.

Son perros cuidadosamente adiestrados en la Escuela de Perros Guía que la ONCE tiene en Madrid, que aprenden a ser los ojos de las personas invidentes permitiéndoles pasear por la calle con mucha más libertad de la que proporciona un bastón. Según Leticia Dionisio, que es la presidente de la Asociación de Usuarios de Perros Guía de Aragón -que es independiente de ONCE, aunque todos los asociados a la primera pertenecen a la segunda-, “un animal como este proporciona una gran autonomía, porque te permiten caminar por la calle con mucha más fluidez y seguridad”. Más allá de eso “es un ser vivo que te hace compañía, te ayuda en un montón de cosas y forma un gran equipo contigo.. una auténtica maravilla”.

Cuesta cruzarse con uno de estos animales y no tratar de acariciarle, aunque esa es una de las normas de oro que debe de seguir cualquier ciudadano, porque su dueño invidente depende de que su perro no se despiste ni se detenga bruscamente. Los animales están muy bien adiestrados, pero si alguien trata de jugar con ellos o les acerca otro perro pueden desviarse de su trayectoria y despistarse y provocar un incidente.

Patricia Dionisio, presidenta de la asociación, durante la jornada. M.A.A.

Las razas más utilizadas son el labrador, el golden retriever, un cruce de ambos o, en menor medida, los pastores alemanes. También y con carácter puntual se utilizan cruces entre labradores y caniches, que suelen utilizar personas alérgicas.

Además de que una persona invidente modifica drásticamente su relación con las calles de su ciudad cuando cuenta con uno de estos animales, es un “facilitador social” en el sentido de que otorgan mucha visibilidad a la persona invidente, de forma que el resto de viandantes puede identificarlo rápidamente para facilitarle su tránsito.

El adiestramiento de estos animales empieza poco después de cumplir un año. Antes de eso son sometidos a varias pruebas para conocer su comportamiento y ver si tiene las cualidades necesarias para ser perro guía. Después comienza un entrenamiento avanzado en el que aprende a guiar de forma segura a su dueño por ciudades, entornos rurales, transportes públicos de diferente tipo, establecimientos comerciales o escaleras.

Con todo “no siempre una persona y un perro determinados no consiguen tener la química necesaria para formar un buen equipo”, explicaba Leticia Dionisio. “En estos casos el perro se destina a otra persona, o si el animal no consigue superar el adiestramiento, que también puede ocurrir, se destina a perro de compañía”.

En cuanto al coste de uno de estos animales, no recaen sobre el usuario sino que se sufragan por la ONCE. “Suele decirse que el coste de uno de estos animales es de 40.000 euros”, explica Dionisio, “pero eso es muy difícil de calcular y muy relativo. Desde luego para nosotros el valor que tiene es mucho más alto”.

Una vez que el usuario y el perro comienzan su vida juntos, ya no es necesario seguir el adiestramiento, y el animal progresivamente, va adaptando sus movimientos y su actitud en función de las necesidades o carencias de la persona invidente, caminando más o menos rápido, por ejemplo.

Para que pueda guiar a la persona de forma eficaz y segura tiene que tener una condiciones de vida y bienestar adecuado, como cualquier otro animal, y suele decirse que estos perros no trabajan 24 horas al día. Están educados para trabajar cuando se les coloca su arnés antes de realizar un recorrido por la calle, y el resto del tiempo son mascotas que viven, ayudan y mejoran la vida del humano como cualquier otra.

El usuario corre con la manutención del animal, que no es mucho mayor que el de una mascota convencional. “Solo un poco más alto quizá, porque pasan unas analíticas de sangre anuales que no pasan las mascotas, y además como pueden entrar a cualquier sitio tienes que asegurarte de que en todo momento tu animal está limpio e impoluto”. En Aragón el derecho de acceso con perro guía está regulado en la Ley 3/1997 de promoción de la accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas, urbanísticas, de transportes y de la comunicación, y en general autoriza a los usuarios a acceder a cualquier lugar del ámbito público o privado, llevando convenientemente identificado al animal y cuidando que las condiciones higiénico-sanitarias sean las apropiadas en el caso de establecimientos sanitarios.

La Escuela de Perros Guía de la ONCE gradúan en torno a 120 perros guía al año, y actualmente hay unos 1.000 activos en toda España. Por desgracia la demanda de estos animales es mucho mayor que la oferta, una situación que se ha agravado durante los últimos años por culpa de la pandemia. “Ahora mismo la lista de espera es muy grande”, afirma la presidenta de la Asociación de Usuarios de Perros Guía de Aragón. “Hay muchas más personas que necesitan un perro que animales, y durante muchos meses no se pudieron distribuir por culpa del coronavirus, o solo pudieron distribuirse dentro de la Comunidad Autónoma de Madrid, ya que no podían salir de allí por el confinamiento. Eso ha hecho que sean años más difíciles y la distribución de perros se haya retrasado bastante, pero esperamos que ahora, con la normalización de las cosas, todo vaya mejorando poco a poco”.

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