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Teo Adell, ganadero: “Los críos se pegan dos carreras  y disfrutan como José Tomás en Las Ventas” Teo Adell, ganadero: “Los críos se pegan dos carreras  y disfrutan como José Tomás en Las Ventas”
Los miembros de la soga y la baga conducen una de las becerras por la plaza del Torico. Bykofoto / Antonio García

Teo Adell, ganadero: “Los críos se pegan dos carreras y disfrutan como José Tomás en Las Ventas”

El ganadero de Castellote trae cinco becerras de nombre Andaluza, Monilla, Negrita, Pastelera y Agua
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Teo Adell, de cuya ganadería eran las cinco vaquillas ensogadas por la mañana además de los toros de la tarde, aseguró que le gustaba mucho este festejo infantil “porque los críos se pegan dos carreras con unas becerricas y disfrutan como José Tomás en Las Ventas”. “He toreado un poco porque había una vaca muy brava y queremos que salga más”, corroboró poco después Diego en la plaza del Torico. Entre los miembros de la soga y la baga que este lunes se encargaron de sacarlas estaba Pedro Maicas Segura, sobrino nieto de Pedro Ferrer Pichón, quien le ha hecho correr todos los días para que llegara preparado a su estreno.

En opinión de Adell, las vaquillas ensogadas son un evento para los pequeños pero que involucran a toda la familia ya que son los padres, e incluso los abuelos, los que les acompañan. “A mí me gusta mucho porque los críos se pegan dos carreras con unas becerricas pequeñas y disfrutan como si fueran José Tomás en Las Ventas. Es lo que hacíamos todos de críos, jugar a toros, pero con becerras de verdad”, añadió.

Un chico hace un recorte a una de las vaquillas. Bykofoto / A. G.

Los cinco animales escogidos tenían menos de 18 meses, como exige el reglamento para que puedan participar menores. Andaluza, Monilla, Negrita, Pastelera y Agua protagonizaron un festejo cuyo tiempo se vio limitado por la demora en la llegada de un director de lidia.

Rubén López, miembro de la soga y la baga de Teruel, agradeció el enorme cariño que la ganadería Adell Piquer de Castellote tiene a la fiesta de la Vaquilla. “Nos respeta el turno y siempre nos llama los primeros para elegir los toros que serán ensogados”, comentó.

Personas de todas las edades, en torno al animal. Bykofoto / A. G.

Este año se estrenó en la agrupación de jóvenes encargada de sacar a las vaquillas Pedro Maicas Segura, de 14 años, que estaba “muy ilusionado”. La afición le viene de familia, en concreto de su tío abuelo Pedro Ferrer Pichón, elegido por Interpeñas como Vaquillero del Año 2009, miembro de la soga y la baga desde 1973 de manera ininterrumpida y todo un referente para las nuevas generaciones interesadas en continuar con esta tradición.

“Lo que más tengo son ganas. Pensaba que iba a notar más nervios, pero tampoco los he notado tanto”, aseguró Maicas. Preguntado sobre cómo se había preparado, Pedro Maicas explicó que le había preparado su tío. “Me ha hecho correr todos los días y un poco de gimnasio, pero poco. Creo que lo más hay que tener es fondo porque de otra manera no aguantas”, concluyó momentos antes de agarrar la soga.

Sin miedo

Entre quienes corrieron las becerras estaban un grupo de tres niños. Diego que se lo estaba pasando muy bien. “He toreado un poco porque había una vaca muy brava y queremos que salga más. A la pregunta de si no sentía miedo, dijo: “No porque cuando viene hacia nosotros, nos vamos corriendo”. Jesús añadió que a él también le gustaban mucho las vaquillas ensogadas pero que su acto preferido de la Vaquilla es la puesta del pañuelo del sábado por la tarde. “¡Además este año era muy especial porque lo ponía nuestro tío1”, añadió Pablo.

Entre los niños y niñas, había alguno que mostraba más prevención, pero eran principalmente los padres y madres los que velaban por ellos. “¡Enteraros, que a veces sueltan dos!”, advertía uno de ellos. “Si les va a pillar, tiran de la soga y ya no les pilla”, explicaban a Leo. Pili dijo que estaba “sufriendo” por su hijo Félix. “Creo que está ahí porque no sabe lo que es un toro porque en nuestro pueblo, Fuentes Calientes, no se hacen vaquillas porque no hay afición”, comentó a una amiga.

Leyre Benajes considera que las vaquillas ensogados son una tradición que hay que conservar, aunque dijo que había que tener cuidado con los animales para que no sufran. María José, su madre, dijo que a ella también la llevaban siempre sus padres a ver los toros ensogados de madrugada y este domingo volvieron a acompañar a ambas hasta la plaza del Torico.

 

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