

La feria de Alloza crece sin perder su esencia: más puestos, más público, misma ilusión
Con 56 paradas y una afluencia récord, la cita mantiene intacto su espíritu localEl Calvario de Alloza sabe a medio rural, a monte, a cultura y a gastronomía tradicional
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Las calles de Alloza acogieron este sábado una nueva edición de su Feria Alimentaria y Artesanal, una jornada pensada para mostrar lo mejor de la gastronomía aragonesa y el talento artesanal de la zona. Desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la noche, el municipio ofreció una experiencia completa a quienes se acercaron a disfrutar del ambiente, los productos y las actividades en torno a una cita que, edición tras edición, gana fuerza como uno de los eventos más destacados del verano en la localidad.

Este año, la feria volvió a apostar por una distribución en dos grandes secciones —alimentaria y artesanal—, con un total de 56 puestos que llenaron de color y movimiento el centro del pueblo. La zona alimentaria fue uno de los grandes reclamos de la jornada, con productos típicos de la gastronomía aragonesa elaborados por productores locales y comarcales. Quesos curados y cremosos, embutidos tradicionales, vinos de kilómetro cero, dulces caseros y otros alimentos artesanales sorprendieron a quienes recorrieron los stands. Por su parte, la sección artesanal rindió homenaje a la creatividad y el trabajo manual. El paseo entre los puestos ofrecía una amplia variedad de productos únicos: cerámica, joyería, decoración, moda, artículos de belleza y salud, textiles y complementos, todos elaborados a mano, con un fuerte componente de diseño, dedicación y autenticidad. En medio de los puestos dedicados a la artesanía local, uno de ellos destacó por su propósito solidario. Se trataba de un espacio organizado por la asociación “Con Arena en los Pies”, cuyo objetivo era recaudar fondos para proyectos en Gambia, África. La organización, conocida por sus viajes a este país, ha traído productos confeccionados por las comunidades locales y otros artículos pintados a mano, los cuales fueron puestos a la venta en la feria. Todo lo recaudado será destinado íntegramente a apoyar iniciativas en Gambia, contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
Motor de desarrollo local
La organización insistió en la importancia de presentar una selección diversa, que diera cabida a distintas disciplinas y estilos dentro de la artesanía local. Sara Violat, miembro de la comisión organizadora, puso en valor el ambiente vivido durante toda la jornada: “Los vecinos están muy implicados y los negocios y tiendas locales han colaborado montando sus puestos. Es una fecha que gusta mucho a todo el pueblo y se vive con muchas ganas.” El dinamismo no se limitó a los expositores. La feria también propuso una programación paralela para todos los públicos, con actividades infantiles y sorteos entre los asistentes. La edición de este año batió récord de participación y de afluencia, un hito que no pasó desapercibido para la comisión organizadora: “Este año ha sido en el que más puestos hemos tenido. Desde la comisión nos hemos encargado de distribuirlos para que haya variedad en todos los espacios, tanto en la plaza como en la calle Mayor. También hemos instalado sombra para que la gente esté más cómoda”, detalló Violat. Uno de los aspectos más valorados por los asistentes fue precisamente el entorno en el que se desarrolló la feria. Las calles de Alloza ofrecieron un marco ideal para pasear entre los puestos, conversar con artesanos y productores, disfrutar de la gastronomía local y descubrir pequeños detalles en cada rincón. “Somos un pueblo de 500 habitantes y en días como hoy duplicamos la población”, explicó. “Lo vivimos como una previa de las fiestas de agosto, que celebraremos dentro de dos fines de semana.”

La implicación vecinal ha sido una constante a lo largo de los años, pero esta edición ha reflejado especialmente el compromiso y el entusiasmo de una nueva generación que ha asumido la organización del evento. Agustín Pérez, también integrante de la comisión, explicó el enfoque con el que trabajan desde que tomaron el relevo: “La idea de la feria es montar actividades que dinamicen el entorno rural, con el objetivo de mantener el pueblo lo más vivo posible y hacer de él un lugar con vida.” Aunque la feria nació con un carácter eminentemente local, desde el año pasado la nueva comisión ha apostado por dar un paso adelante. “Queríamos convertirla en un referente comarcal”, afirmó Pérez, convencido del potencial del evento. Ese impulso pasa también por un cambio de mentalidad organizativa: “Nos encargamos de todo: desde la distribución de los puestos hasta la organización de actividades, la instalación de sombra o la promoción.” Todo este trabajo se realiza sin apoyo externo y de forma voluntaria, algo que Pérez reivindica con orgullo: “Lo hacemos en nuestro tiempo libre, con mucho esfuerzo por parte de todos los que formamos la comisión.” Parte de ese esfuerzo ha ido destinado también a la imagen de la feria: “Hemos creado merchandising para darle visibilidad a la feria y llamar la atención de la gente de fuera.” La Feria Alimentaria y Artesanal de Alloza no solo permitió descubrir productos de calidad y conocer a quienes los elaboran. También fue una ocasión para reencontrarse, para compartir y para disfrutar de lo que el territorio ofrece cuando se une tradición, creatividad y voluntad de mostrar lo propio con orgullo. “No soy muy imparcial, pero creo que cada año esto va a mejor”, concluía Sara Violat. “Vamos dándonos a conocer y llamando la atención de los pueblos de alrededor.” Con 56 paradas este año, la comisión ya trabaja con la mirada puesta en 2026: “Nos gustaría ver si el año que viene podemos ser alguno más”, avanzó Pérez. Si algo dejó clara esta edición es que la feria no es solo una cita comercial: es una declaración de intenciones sobre cómo un pequeño pueblo puede convertirse en un gran escaparate de talento, identidad y futuro.
Lo mejor aún está por venir
La Feria Alimentaria y Artesanal ha sido solo el aperitivo de todo lo que se prepara en Alloza este mes de agosto, que llega repleto de actividades para todos los gustos y edades. El fin de semana del 9 y 10 arranca con fuerza con el Alloza Music Fest, una cita nocturna con artistas, grupos y DJs aragoneses que pondrán ritmo al pueblo hasta el amanecer. El lunes 11 vuelve el tradicional Cine a la Fresca, al aire libre, y en los días siguientes se celebrarán distintos torneos deportivos: petanca, fútbol sala, frontenis… El miércoles 13 será el turno del MasterChef Junior, un concurso de postres para jóvenes reposteros. Las fiestas arrancarán oficialmente el jueves 14 con el Chupinazo Holi, que llenará de color la plaza del pueblo. Esa misma noche tendrá lugar la Presentación de Majas y la emotiva Gala de Premios Alloza, un reconocimiento a personas y colectivos destacados del municipio. Las noches del 15, 16 y 17 estarán animadas por las discomóviles, y el domingo 17 llegará uno de los momentos más esperados: el Super Bingo con 1.000 euros en premios. Alloza se prepara así para vivir un agosto intenso, participativo y lleno de vida, en el que no faltarán el entretenimiento, la música, la tradición y el espíritu de comunidad que caracteriza al pueblo.
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