

La Loma de la Solana, el sistema fortificado más extenso excavado en Aragón
Las excavaciones arqueológicas permitirán conocer mejor este espacio de la guerra civilDurante la Guerra Civil, en la Loma de la Solana de Cañada Vellida se creó un extenso y complejo sistema de posiciones fortificadas destinado a cerrar la principal vía de acceso desde Teruel a las Cuencas Mineras y al Bajo Aragón. Gracias a los trabajos arqueológicos realizados en años 2024 y 2025, se trata también del conjunto defensivo de este conflicto bélico más extenso excavado arqueológicamente hasta la fecha en Aragón. Las intervenciones han sido promovidas y financiadas por el Ayuntamiento de Cañada Vellida y dirigidas por los arqueólogos firmantes de este reportaje, estando prevista la integración de este amplio conjunto en la red “Atrinchérate. Vestigios de la Guerra Civil” de la Comarca Comunidad de Teruel. A través de una serie de tres reportajes presentaremos las tres posiciones (LS-1, LS-2 y LS-6) en las que se han centrado los trabajos arqueológicos.
Guerra Civil
La Loma de la Solana se sitúa al Oeste del casco urbano de Cañada Vellida, entre el límite del término municipal de Fuentes Calientes (por el que se prolonga), el barranco de la Val de las Pozas o del Hocino y la val de Cañada Vellido – El Hocino. Se trata de un largo relieve casi paralelo a la carretera Nacional 420, situado a una cota de unos 100 m por encima de ella y a poco más de 1 km de distancia. Su importancia estratégica radica en que desde la Loma de la Solana se podían batir 3 kilómetros de este importante vial, que unía la vanguardia republicana cercana a Teruel con las Cuencas Mineras y el Bajo Aragón a través del Puerto del Esquinazo.
Con este fin, el ejército republicano creó en la cumbre y parte superior de la ladera meridional de la Loma de la Solana, un conjunto defensivo de más de 33 ha. de superficie, que integra líneas kilométricas de trincheras, decenas de grandes depresiones (algunas de más de 50 m2 de superficie) y cientos de puestos y otras construcciones más pequeñas que forman una especie de “orlas” de más de 500 metros de longitud. También hay varios emplazamientos fortificados independientes a modo de “reductos” circulares de más de 40 m de diámetro, cuyas trincheras no enlazan con las líneas principales.
Hasta finales de febrero de 1938, Cañada Vellida permaneció alejada del frente bélico. Entre la capital, epicentro de los combates, y esta zona, se interponían otras dos líneas de defensa republicanas. Por ello, las tropas desplegadas en Cañada Vellida gozaron de cierta tranquilidad. Pero esta calma se rompió tras la Batalla del Alfambra, iniciada a principios de febrero de 1938. El fulgurante avance de las fuerzas sublevadas les permitió, conquistar en poco más de dos semanas buena parte de los pueblos del valle del Alfambra que mediaban entre Teruel y Cañada Vellida.

A partir de ese momento, Cañada Vellida quedó en primera línea de frente, adquiriendo sus posiciones un considerable valor estratégico. El ejército franquista debía tomarlas para controlar el Puerto del Esquinazo. Además, estas posiciones también obstaculizaban el avance sublevado hacia Galve, destinado a superar los obstáculos orográficos de los estrechos de Los Alcamines y rodear al ejército republicano de la Sierra del Pobo.
La ofensiva franquista sobre este sector se demoró hasta el 23 de abril y le fue encomendada al Cuerpo de Ejército de Castilla. Sus fuerzas rompieron el frente republicano por tres puntos diferentes. Las tropas gubernamentales no consiguieron contrarrestar el ataque, dejándose en el choque varios cientos de muertos, 200 prisioneros y abundante material militar. Esto indica que parte de las fuerzas gubernamentales quedaron copadas.
El derrumbe del frente republicano permitió a los nacionales avanzar en una doble dirección: por el río La Val hasta Aliaga; y por Galve, hasta el vértice El Cerro, al noroeste de Aguilar del Alfambra. El mismo día que cayó Cañada Vellida tomaron Mezquita de Jarque, Cuevas de Almudén, Jarque de la Val, Hinojosa de Jarque, Aliaga y Galve. Esta sorprendente progresión fue posible por no existir una segunda línea de contención sobre la que poder replegarse.
En la jornada siguiente (24 de abril), las fuerzas republicanas lanzaron un poderoso contraataque para tratar de recuperar el vértice El Cerro. Pero la ofensiva fracasó, teniendo que replegarse tras sufrir cuantiosas bajas. Durante ese día, y a pesar de la resistencia republicana, las tropas franquistas siguieron avanzando por la zona de Aliaga, llegando a Ejulve, donde cortaron la carretera que unía el Bajo Aragón con el Maestrazgo. En los choques de esa jornada cayeron 200 soldados republicanos y fueron apresados otros 500. En Galve se encontró también un depósito de municiones. Con estas operaciones, el frente de batalla se alejaba definitivamente de Cañada Vellida.
Recinto defensivo
El recinto defensivo LS-2 presenta una planta irregular de tendencia ovalada, con unas dimensiones aproximadas de casi 90 m. de longitud en dirección norte-sur por más de 65 metros de este-oeste. Se adapta a la topografía del terreno, ocupando toda la cumbre y descendiendo por la ladera sur hasta el escarpe rocoso, dominando el valle y la carretera. No está directamente comunicada con ninguna otra posición, lo que le permitía operar como un recinto independiente y autosuficiente.
En todo su trazado la posición sigue un diseño muy similar, con una trinchera excavada en la cantera rocosa y por delante de ella un muro de mampostería en piedra seca, en algún caso con piedras de grandes dimensiones. Durante la mayor parte de su trazado, adopta el habitual diseño en zig-zag para evitar el fuego de enfilada. Dada la altura alcanzada por los muros, éstos no contarían con sacos terreros, por lo que su aspecto actual es similar al que tendría durante la Guerra Civil.
A lo largo del trazado del muro perimetral destacan varios elementos. El primero son las salidas que lo comunicaban con el exterior. Están ausentes en el muro sur, considerado el punto más expuesto, mientras que en el oeste sólo hay tres. Una de ellas cuenta con un muro avanzado justo por delante y destinado a actuar como obstáculo para generar una especie de entrada en recodo. En el muro este se localizan otras entradas, siendo en el norte, orientadas hacia la retaguardia, donde se concentra el mayor número.
Un aspecto interesante, y sumamente infrecuente en fortificaciones en piedra seca, es la presencia de aspilleras abiertas en el muro, realizadas con piedras de grandes dimensiones. Se localizan en el muro sur y en un tramo del este. Se disponen a ras de suelo, de modo que pasaban completamente inadvertidas. Gracias a ellas, los soldados podrían controlar la carretera y disparar sin tener que exponerse.
Las obras del perímetro defensivo se completan con la presencia de una estructura cuadrangular en el centro del muro este, levantada con piedras de grandes dimensiones. Dadas sus características y ubicación, estaría diseñada para instalar una ametralladora, permitiendo barrer con su fuego todo el coronamiento de la loma.
Dentro del recinto se han excavado un total de 12 espacios. La mayor parte de ellos son espacios de vida, localizándose en su interior latas de comida, botellas de vidrio, etc. Muchos estarían cubiertos con teja árabe (retiradas tras la Guerra), de las cuales se han hallado restos en las excavaciones. En uno se encontró abundante munición, pudiéndose corresponder con el depósito de este material. El espacio que ocupa una posición central, ha podido ser identificado como el puesto de mando. En la foto aérea se intuye el trazado de trincheras y también de otros espacios sobre los que todavía no se ha intervenido. Extramuros se ha excavado un puesto destinado a actuar como defensa avanzada, en la ladera que resulta más accesible. Formaría parte de un perímetro defensivo más amplio, compuesto por varias líneas de alambre de espino, del que se detecta la presencia de abundantes restos.
Los trabajos han demostrado que este conjunto sufrió un intento ataque por parte de las tropas franquistas. En las trincheras del sector norte y este se han encontrado dos espoletas de proyectiles de artillería y numerosos fragmentos de metralla. También se han hallado dentro del recinto defensivo, en especial cerca del puesto de mando, así como en el perímetro exterior. Esto corrobora que el lugar fue sometido a un intenso bombardeo por parte de la artillería nacional, como paso previo a su asalto.
Además, abundan en las trincheras las vainas de fusil disparadas, siendo especialmente numerosas en el sector de la ladera sur y en la norte. Es posible que las tropas rebeldes realizaran una “maniobra de distracción” en la carretera mientras preparaban el ataque principal desde el flanco opuesto. Tras una serie de combates, efectuados ya a corta distancia, las fuerzas republicanas debieron evacuar el lugar, seguramente descendiendo ladera abajo en dirección a la ermita de San Juan. También cabe la posibilidad de que se replegaran hacia el este, quizás buscando enlazar con otras unidades desplegadas en el resto de posiciones de la Loma de la Solana más próximas a Cañada Vellida.