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Loma de la Solana I, un conjunto inacabado con más de un centenar de estructuras Loma de la Solana I, un conjunto inacabado con más de un centenar de estructuras
El puesto de mando visto desde el suroeste. Aún resta un amplio espacio en el que no se han efectuado excavaciones arqueológicas

Loma de la Solana I, un conjunto inacabado con más de un centenar de estructuras

La posición se diseñó para albergar una gran guarnición capaz de frenar cualquier avance
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En este segundo reportaje dedicado a las posiciones de la Loma de la Solana (Cañada Vellida) en las que se han realizado excavaciones arqueológicas, abordaremos el conjunto conocido como LS-1. Se trata de un enclave muy extenso y comprende más de un centenar de estructuras; y aunque la intervención arqueológica se ha centrado solo en la mitad de ellas, ha proporcionado importantes claves sobre la Loma de la Solana en su conjunto.

Además de la diversidad tipológica de LS-1, se observa la existencia de diferentes planteamientos en la organización del espacio. De una parte, encontramos un numeroso grupo de construcciones dispersas, que parecen responder a un ambicioso proyecto de fortificación que no llegó a completarse. Y por otra, un conjunto más reducido y compacto de estructuras, de organización y tipología más convencional, cuya configuración parece más realista y ajustada a los medios disponibles.

 

Flanco oriental de LS-1, con una tipología y organización más habitual


Las estructuras pertenecientes a este segundo grupo se concentran en el flanco oriental de la posición. Parte de ellas se excavaron en la campaña de 2024, durante la cual se sacaron a la luz unos 90 metros de trinchera, un puesto de ametralladora, un pozo de tirador y varios espacios de vida. Se definieron tres sectores diferenciados, que no estaban interconectados por trincheras, quedando separados por unos pocos metros que debían recorrerse bajo potencial fuego enemigo.

El sector más avanzado es un núcleo constituido por cuatro estructuras cuadrangulares agrupadas de forma compacta y situadas a una cota más baja y ligeramente más cercana a la carretera. Seguramente, se trataría de garitas que proporcionaban resguardo a los soldados que vigilaban la carretera.

Por encima de este conjunto se situaban dos líneas de trincheras. Contaban con dos posiciones para ametralladora (una de ellas dudosa, por su peculiar cierre posterior que la aislaba de la trinchera) y un pozo de tirador. Se orientan hacia el este o sureste, protegiendo la senda que asciende por la ladera desde la Val del Hocino, aprovechando una barranquera a unos 120 a 150 metros de estas estructuras.

En la última campaña de excavación se ha completado este conjunto, con el hallazgo de un pozo de tirador y una posición de ametralladora, ambos orientados hacia retaguardia. La posición de ametralladora está dividida en dos espacios separados entre sí por un pequeño muro. En el espacio delantero se dispondría la máquina, mientras que el posterior estaría destinado a la munición; la separación entre ambos permitiría reducir los daños ocasionados a los que operaban la ametralladora si se producía una explosión fortuita de la munición.

Junto a este compacto grupo de construcciones más convencionales hay un amplio repertorio de estructuras de planta variada (cuadrada, rectangular, elíptica…), dimensiones muy variables (desde apenas 1 m hasta los más de 30 m de longitud del puesto de mando) y con un alto grado de dispersión, a las que nos referimos a continuación.

Puesto de mando

Con 30 m de longitud, 18 m de anchura y una planta de tendencia ovalada, al puesto de mando aún le resta por excavar una quinta parte. Estaba articulado en tres niveles, con dos accesos situados en los extremos de su eje longitudinal. El nivel superior estaba formado por una terraza rodeada de un parapeto de piedra seca, en la que se podía desplegar un considerable número de fusileros para proteger este centro neurálgico; además, contaba con el apoyo de cuatro puestos exteriores situados en el perímetro, que le prestaban cobertura, dos de los cuales flanqueaban una de las entradas.

Por debajo de la terraza hay un nivel intermedio, formado por dos rampas que descienden hasta la estancia subterránea central, situada a más de 3 m de profundidad; dicha estancia, con casi 8,5 m de longitud, poco más de 4 m de anchura y un suelo que suelo buza con una acusada pendiente, era el auténtico corazón del puesto de mando.

Vista parcial del flanco septentrional: “Conjunto de la ametralladora” (1), franja de 25 puestos destinados a vigilar la carretera (2), puesto de mando (3), polvorín (4), puesto nº 31 (5), puestos que protegen el flanco derecho del polvorín (6), puestos con parapeto de fusilería (7) y espacios de vida (8), con alguna posición destinada a prestarle cobertura (9)


La estructura identificada con esta función también tiene una planta irregular y unas considerables dimensiones (13 metros de longitud por 4,6 metros). A ella se accede por un estrecho pasillo protegido por paredes de piedra. Está delimitada por unos sólidos muros que incorporan grandes bloques de piedra y como suelo se aprovecha el sustrato rocoso, que también buza con una acusada pendiente.

Dadas las características de esta estancia, la profundidad a la que se encuentra excavada, el grosor de sus muros y la relativa cercanía al puesto de mando, se ha interpretado que su función más probable fue la de polvorín para el abastecimiento de munición de las tropas desplegadas en ese sector de la Loma de la Solana.

Otras posiciones

Aunque por sus grandes dimensiones, las dos estructuras descritas son las más llamativas de la parte excavada de LS-1, hay otros conjuntos no menos relevantes que han sacado a la luz los trabajos arqueológicos. Entre ellos destacan:

El conjunto formado por una primera línea de puestos destinados a vigilar la carretera. Se trata de una franja contigua al inicio del declive de la ladera meridional, compuesta por 25 puestos alineados a entre 5 y 10 m de distancia.

El “Conjunto de la ametralladora”, formado por cuatro estructuras diferentes: la posición de ametralladora, dos puestos de apoyo y un parapeto de fusilería. Su principal función era proteger el acceso a uno de los barrancos que asciende a la loma por el Sur.
 

El polvorín visto desde el Sur, con su pasillo de entrada y las grandes sombras proyectadas por sus muros

 

Un conjunto de cuatro puestos dispuestos en el flanco derecho del polvorín, desde donde le proporcionaban cobertura.

Otro conjunto formado por tres puestos intercomunicados mediante un parapeto de fusilería, con una longitud total de 17 m.

Quince espacios de vida situados en el sector de retaguardia, en una zona a contrapendiente de la carretera

Un puesto con un muro defensivo que enlaza con su parte trasera, de modo que el conjunto se prolonga por espacio de casi 17 m de longitud.

A modo de conclusión

De las estructuras descritas, sólo el conjunto indicado al principio responde al modelo habitual en las posiciones de la Guerra Civil en la provincia: una serie de ramales de trincheras, que terminan en puestos de ametralladora o pozos de tirador en las posiciones de vanguardia, y con almacenes y espacios de vida a retaguardia.

En el resto del espacio excavado, todos los puestos (incluido el de mando) se encuentran aislados entre sí y dispersos en una amplia superficie. Ninguno se encuentra comunicado con los que tiene a su alrededor por un ramal de trinchera que protegiera a la tropa durante su desplazamiento entre las diferentes posiciones. Resulta difícil de entender el considerable esfuerzo constructivo que supuso la erección de todas estas estructuras y que no se trazaran comunicaciones entre ellas, dejando a los soldados expuestos al fuego enemigo.

Espacios de vida con alguna posición destinada a prestarle cobertura.

 

La respuesta más probable para esta peculiar configuración es que LS-1 fue una posición diseñada para albergar una amplia guarnición que frenara cualquier avance hacia las Cuencas Mineras, pero que quedó inconclusa. Quizás en primera instancia se procedió a la construcción de la estructuras y puestos sobre los que iba a gravitar la defensa de la posición, estando proyectada para una segunda fase (que no se ejecutó), la construcción de los ramales de trinchera que los interconectaran entre sí. Un ambicioso proyecto defensivo que nunca llegó a completarse.

Otra evidencia que contribuye a corroborar esta hipótesis es la escasez de cultura material descubierta en LS-1. Tan sólo se han encontrado restos de munición en el conjunto al que nos hemos referido al principio, donde existió una red de trincheras capaz de proporcionar protección a la tropa. Y en el otro extremo de posición, donde se produce el giro de la ladera en dirección al barranco, aunque en este caso no en cantidad suficiente para justificar un enfrentamiento de entidad.

Puesto de mando

También es reveladora la completa ausencia de material arqueológico en el amplísimo puesto de mando, que nunca llegó a ser utilizado. Cuando se produjo el ataque franquista sobre las posiciones de Cañada Vellida, la defensa de la LS-1 fue marginal, limitándose tan sólo a los dos extremos citados, dado que el resto, inconexo entre sí, tenía muy mermada capacidad defensiva y posiblemente carecía de tropa.

El dispositivo fue diseñado para albergar cientos o incluso miles de hombres. Pero cuando por fin llegó el ataque nacional, además de estar inconcluso, los efectivos de los que disponía la República en este sector del frente resultaban insuficientes. Esto obligó a concentrarlos en los puntos que poseían mejores capacidades defensivas y, dentro de LS-1, en la franja oriental, que además de disponer de trincheras, prestaba cobertura a Loma de la Solana 2 (LS-2) en la protección de la senda que ascendía por la ladera.

Muy diferente fue la situación de LS-2 y Loma de la Solana 6 (LS-6), donde se han hallado abundantes evidencias, tanto de la ocupación por la tropa, como de combates por su posesión.

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