

‘La luz interior’ ilumina el Museo de Albarracín entre lo digital y lo espiritual
El artista turolense Gene Martín inaugura una nueva exposición este sábadoQuinita Fogué y Gene Martín unen las sensibilidades de dos generaciones de artistas
Gene Martín imprime un punto y seguido en la exposición ‘Unidad Esencial Mínima’
El Museo de Albarracín acoge desde este sábado la exposición La luz interior, una propuesta del artista turolense Gene Martín organizada en colaboración con la Fundación Santa María. La muestra se inaugura oficialmente a las 19 horas de este 4 de octubre y permanecerá abierta hasta el 8 de diciembre.
El proyecto reúne un conjunto diverso de obras que exploran la relación entre lo digital, lo artesanal y lo espiritual. En la sala pueden verse telas, esculturas en tela, paneles, lienzos, una instalación en madera, una escultura en impresión 3D y, por primera vez en la trayectoria de Martín, una pieza de videoarte. La pieza consiste en nueve microvídeos construidos a partir de ilustraciones animadas con un método próximo al de la animación tradicional. Además en la muestra también se exponen algunas telas bordadas e intervenidas por la madre del autor, Carmen Izquierdo, quien ya ha participado en otros proyectos artísticos de Gene Martín.
Entre lo digital y lo manual
Uno de los rasgos más característicos de su trabajo es la combinación de técnicas digitales con procesos manuales. En la exposición aparecen diseños digitales impresos sobre tela, pero también piezas con un origen manual, como una cruz o un lienzo en madera que fueron dibujados a mano, digitalizados y llevados al soporte final. La colaboración con su madre añade un matiz personal y emotivo: en una de las piezas, una acuarela digitalizada sobre tela, ella ha intervenido con bordados. “Me gusta mucho conjugar esa parte de equipo y que cada uno ponga lo mejor de cada uno”, comenta. “Yo no soy tan habilidoso para lo manual, creo que sirvo más para la parte digital, y por eso me gusta asociarme con alguien que lo pueda acabar y darle ese toque. Prefiero el trabajo en equipo que el individualismo que pretender que puedes hacerlo todo tú”. En ese sentido el artista reconoce la influencia de la portuguesa Joana Vasconcelos, creadora que también trabaja con lo textil: “Me gusta mucho porque mezcla lo artesanal con lo contemporáneo. Yo me he criado muy cercano a la costura, a los bordados, a las labores de mi madre, y creo que esa mezcla con lo digital genera una riqueza enorme”.
De hecho, la exposición se enmarca en un contexto en el que el arte textil está ganando el reconocimiento que no ha tenido durante décadas, por artesano, por femenino. “El textil, para mí, siempre ha sido obra de arte”, asegura. “He estado rodeado de bordados, puntillas y labores desde pequeño, y siempre me ha parecido un lenguaje cultural que merece ser elevado. En un mundo en el que cada vez prima más lo digital y la inteligencia artificial, me interesa el diálogo entre esas dos realidades. No es lo que lo moderno no me guste, sencillamente pienso que lo uno no tiene que sustituir a lo otro”. Para Martín, esa dualidad no solo enriquece el proceso artístico, sino que también conecta con una tradición que históricamente ha estado relegada: “La artesanía y lo textil estuvo relegado durante años. Por suerte hoy ya nadie discute que es arte”.
¿Espiritual y herético?
Más allá de los materiales y formas -”el arte solo es un vehículo hacia algún lugar”, sostiene Martín. La luz interior tiene un marcado componente espiritual en su concepción. El título remite a la búsqueda personal y espiritual, inspirada en místicos como Santa Teresa de Jesús, “que no es mi preferida, pero sí una de las más conocidas”.
Gene Martín se pone un tanto herético cuando afirma: “A Santa Teresa que encanta llamarla mi amiga la Tere. La luz interior es reconocer tu verdadera esencia, algo que es propio de todos los humanos, que no está reservado a unos pocos místicos”.
Una de las piezas expuestas hace referencia a lo que Martín ha bautizado como los 100 mandamientos de Dios”, un conjunto de frases escritas por el autor en formato de libro y ahora materializadas en tela. Entre ellas, mensajes como "Conecta con tu luz interior y no permitas que se manche a lo largo del día" o "Date cuenta de que el amor es tu última esencia". “Para mí forman una guía práctica para tener una existencia con sentido. Son cosas que a mí me han servido, no tienen nada que ver con los diez mandamientos tradicionales de la Iglesia, que están completamente obsoletos”.
En la exposición también aparecen piezas con recorrido previo, como la tela Not Dark, que Martín presentó en Nueva York en 2018, y que ahora reinterpreta y actualiza con un bordado realizado en Albarracín. El conjunto incluye además un gran cojín titulado La luz interior, que funciona como metáfora del descanso en esa esencia personal. Pero el autor afirma en que su interés va más allá de la creación de objetos artísticos: “Mi objetivo es transmitir la presencia al que quiera escucharla, despertar la llamada de la presencia que tenemos cada uno de nosotros. El arte es un vehículo para compartir lo que me llena de felicidad, de libertad y de paz”. Reconoce que se siente más cercano a propuestas instalativas que a piezas concebidas como objeto decorativo, y de hecho hacía allí se están dirigiendo sus últimas producciones artísticas.
Con La luz interior propone una reflexión en la que el espectador debe mirarse a sí mismo y reconocerse. “Todos somos santos, simplemente hemos de reconocerlo”, resume con convicción.
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