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Quinita Fogué y  Gene Martín unen las sensibilidades de dos generaciones de artistas Quinita Fogué y  Gene Martín unen las sensibilidades de dos generaciones de artistas
Gene Martín y Quinita Fogué, durante la apertura de la exposición en Monreal del Campo

Quinita Fogué y Gene Martín unen las sensibilidades de dos generaciones de artistas

Los dos creadores turolenses muestran en Monreal el proyecto colaborativo titulado ‘Sueños, luz y poesía’
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La Casa de Cultura de Monreal del Campo acoge desde este viernes y hasta el 14 de septiembre Sueños, luz y poesía, la singular propuesta que reúne a dos artistas turolenses de generaciones distantes: Quinita Fogué (Bañón, 1943) y Gene Martín (Teruel, 1988, aunque muy vinculado a Cedrillas). La apertura, llena de intensidad y ritual escénico, estuvo seguida por un concierto de Hidenisi y un espectáculo de telas aéreas a cargo de María Resa.

Aunque sus trayectorias parten de tiempos y sensibilidades distintas, Fogué y Martín comparten una visión del arte profundamente ligada al territorio, en el sentido más material de la palabra -la tierra que mancha los zapatos- y el más etéreo -el lugar que ocupamos y su significado último-, así como su percepción sensorial. La exposición despliega ese diálogo mediante un recorrido que reserva una sala propia a cada uno —con obra reciente, de 2024 a 2025—, y un tercer espacio en el que ambos se encuentran: instalaciones conjuntas que exploran conceptos compartidos y divergencias creativas.

Pintura textil y cerámica

La pintora de Bañón es una de las artistas más características de las nacidas en la provincia de Teruel, con más de cincuenta muestras individuales a sus espaldas. Presenta una serie de telas pintadas que oscilan entre lienzo colgante, tapiz vertical, vestido escultórico o velo suspendido. Estas piezas texturizadas, cargadas de pliegues y volumetría, evocan el paisaje de su infancia: ocres, azafrán, tonos de tormenta sobre tierra aragonesa, reinterpretados en una abstracción vibrante. Su obra extiende su habitual compromiso con el color como lenguaje vital y conciencia ecológica, sumándose a su declaración en muestras anteriores como Tejer los silencios en Zaragoza (2024): donde reivindicaba que el color es vida contra la degradación ambiental y la desconexión con la tierra.

Una de las piezas representativas de la muestra, creada por ambos autores

Por su parte Gene Martín todavía no ha cumplido los 45 años de edad, que son los que lleva de trayectoria artística Quinita Fogué. Pero comparte con ella la convicción de que el arte es el mejor lenguaje para expresar reflexiones que no tienen que abordar únicamente cuestiones que tienen que ver con la estética o la belleza; y la pulsión por investigar y profundizar continuamente en nuevos formatos, en nuevos soportes y en nuevas ramificaciones que se van abriendo en su discurso artístico.

El turolense descendiente de Cedrillas, inquieto en sus exploraciones técnicas, presenta en Sueños, luz y poesía una muestra de cerámica -un regreso a los soportes clásicos después de sus trabajos con hierro, impresión 3D, escultura plástica y diseño asistido por ordenador, más habituales-. A través de ellas Martín sigue así rastreando el hilo del Amor Universal como fuerza que trasciende los límites del individuo y justifica la presencia de lo vivo en el cosmos, uno de los temas recurrentes de su actividad artística. Y como es habitual en él, Gene Martín integra los textos dentro de su obra artística, aunque en menor medida en esta ocasión de lo que tiene acostumbrado a su público.

Poesía

El recorrido expositivo se articula también mediante una serie de poemas visibles en los pasillos que comunican las salas. Los versos -firmados por cada artista- empiezan y se responden como un diálogo poético en torno a sueños, luz y poesía, reforzando la idea de que tanto pintura como escultura se integran en una narrativa común.

Conceptualmente, la exposición pone en tensión dos ejes esenciales: Para Fogué, el vínculo con la memoria del paisaje del Jiloca y Bañón, que traduce en colores territoriales y escenas evocadoras, sin renunciar a una abstracción cargada de emoción y materia sensorial. Para Martín, el hilo espiritual que atraviesa su producción: lavar los límites individuales con Amor Universal, disponiendo formas que dialogan con la existencia y trascendencia.
 

Vista de algunas de las piezas de Quinita Fogué que se exponen en la Casa de Cultura de Monreal

En palabras del propio Gene Martín, la muestra se plantea como “un homenaje a la creación del Universo”, hecho de luz (presente), poesía (belleza) y sueños (futuro). Una pieza emblemática resume este concepto: el torso cerámico de mujer que da a luz un universo, plasmando tanto la materialidad del barro como la fuerza generadora de lo intangible.

La muestra en conjunto conecta y contrasta dos generaciones de artistas, aparentemente muy lejanas en el tiempo pero cercanas en el espacio, enlazadas a través del territorio vital y artístico común de Teruel, con su luz, su mística particular y un imaginario poético compartido. Desde las telas que vibran de Fogué hasta las cerámicas que expanden universos de Martín, la muestra ofrece al visitante una experiencia sensorial y reflexiva, donde el arte actúa como puente entre lo pequeño y lo infinito.

Dos autores de referencia

Quinita Fogué ha sido reconocida por múltiples instituciones: su obra forma parte de colecciones como la del Museo del Azafrán de Monreal del Campo, el Museo Nacional de Dibujo Julio Gavín, la Fundación Santa María de Albarracín y muchas otras. Recibió el premio de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte (AACA) como artista contemporánea destacada. Gene Martín, por su parte, ha mostrado su obra con regularidad en espacios culturales de dentro y fuera de España, desde el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza o el Museo de Teruel donde ha participado y comisariado varias muestras colectivas, hasta la Fashion Week de Nueva York, donde a través de Anhelébloom y la diseñadora Angie Polanco sus diseños desfilaron por una de las pasarelas más importantes de la alta costura.

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