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Terror en pequeñas dosis Terror en pequeñas dosis

Terror en pequeñas dosis

José Baldó

En su ensayo La infancia recuperada, el filósofo y escritor Fernando Savater dice que “la narración terrorífica es el CUENTO por excelencia, la historia prototípica que esperamos escuchar cuando nos sentamos con las orejas bien abiertas a los pies de alguien frente al resplandor temblón del fuego”.

Si todavía no tienen planes para despedir la última noche del mes de octubre, la famosa noche de brujas, nada mejor que hacerlo rodeado de amigos, a la luz de las velas y con el agradable estremecimiento que provoca escuchar un buen relato de miedo. El maestro H. P. Lovecraft consideraba el miedo como una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, sobre todo, el temor a lo desconocido, a lo oculto, a aquello que nos aguarda más allá de las sombras.

Narciso Ibáñez Serrador presenta…

Una puerta se abre en mitad de la oscuridad. Un título tembloroso se dibuja en su interior y con él, la promesa de una velada plagada de espantos para todo aquel que se atreva a cruzar al otro lado.

El 4 de febrero de 1966 se estrenaba un programa destinado a marcar un hito en la historia de la televisión de nuestro país, Historias para no dormir. Su creador, Narciso Ibáñez Serrador, revolucionaba el medio y conseguía que el misterio, la ciencia ficción y el horror entraran de lleno en los hogares de miles de españoles.

A través de tres temporadas (la última de ellas en los años ochenta y rodada en color), la serie adaptaba algunos de los relatos más importantes de la historia del género. Edgar Allan Poe, Fredric Brown o W. W. Jacobs se daban cita cada semana junto a autores emergentes del panorama nacional como Carlos Buiza, Juan Tébar e, incluso, el popular Fernando Jiménez del Oso. El asfalto, La oferta, Freddy o, mi favorita, La zarpa se han convertido por derecho propio en auténticos clásicos de la pequeña pantalla.

A finales de 2021, Amazon abría de nuevo la puerta más famosa y terrorífica de la televisión con el reboot de la serie original de Chicho. Cuatro reconocidos directores españoles (Rodrigo Cortés, Paula Ortiz, Paco Plaza y Rodrigo Sorogoyen) se ocupaban de versionar algunas de las más populares Historias para no dormir originales. Un ejercicio de nostalgia, algo desigual en su conjunto, que cumplía con creces su doble función de homenajear al mítico programa y, al mismo tiempo, acercar (y adaptar) su legado a una nueva generación de espectadores. Pues bien, como complemento a las celebraciones de Halloween de este año, desde el pasado viernes contamos con una segunda temporada de la serie antológica disponible para todos los clientes prime. En esta ocasión se han sumado los talentos de cineastas como Alice Waddington, Jaume Balagueró, Salvador Calvo y Nacho Vigalondo, para dar, respectivamente, su particular versión de los episodios clásicos La pesadilla, El televisor, El trasplante y La alarma.

Les aseguro que el aficionado quedará satisfecho con esta nueva tanda de historias. Los guiones y las interpretaciones son de primera, y al igual que en el programa original, los capítulos fluyen con ligereza hacia un satisfactorio final sorpresa. No obstante, resulta inevitable que los viejos del lugar echemos de menos las divertidas presentaciones a la Hitchcock que el propio Ibáñez Serrador nos regalaba al comienzo de cada uno de los relatos.

Sigan mi consejo. Apaguen las luces, busquen acomodo en su sillón favorito y atraviesen el umbral de lo desconocido. El menú es variado: distopías, folk horror, relatos futuristas sobre la eterna juventud y pesadillas tecnológicas al estilo Black Mirror.

Pero… creo que ya he sido demasiado indiscreto. No sería justo privarles del placer de descubrir por sí mismos estas nuevas historias; así que, como solía decir la queridísima Mayra Gómez Kemp en otro de los famosos programas de Chicho, “…hasta aquí puedo leer”.

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