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“Cuando ha aparecido la costilla quería llorar de emoción, nunca me había salido algo tan espectacular” “Cuando ha aparecido la costilla quería llorar de emoción, nunca me había salido algo tan espectacular”
Los alumnos del curso desentierran el fósil de una costilla de gran tamaño, en la parte inferior de la imagen

“Cuando ha aparecido la costilla quería llorar de emoción, nunca me había salido algo tan espectacular”

Los alumnos del curso de Paleontología de la UVT destacan el atractivo de sus contenidos durante la excavación de fósiles de dinosaurios en Riodeva
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“Cuando ha aparecido la costilla quería llorar de emoción, nunca me había salido algo tan espectacular”, afirmaba este jueves Ariadna Martínez, una de las alumnas del curso de Paleontología y Desarrollo de la Universidad de Verano de Teruel que imparte la Fundación Dinópolis. Con otros compañeros se afanaba en sacar a la luz ese fósil gigantesco en un yacimiento de dinosaurios en Riodeva, donde excavarán hasta hoy viernes. A su lado, otros participantes confesaban que poder excavar fósiles era apasionante, mientras el director de la Fundación Dinópolis, Alberto Cobos, y la directora de la UVT, Ana Gargallo, conversaban con ellos en un día que al haber aflojado el calor era idóneo para trabajar en la excavación.

Es el segundo año que los alumnos de este curso excavan en este yacimiento, denominado Carretera, al encontrarse junto a la vía de acceso a Riodeva. Desde la edición pasada no se había tocado y este jueves fue generoso porque empezaron a aparecer fósiles y reinaba la emoción entre los participantes. Martínez, que junto con otros compañeros limpiaban una de las costillas que aparecieron, es el tercer año que hace el curso y el pasado ya estuvo en este afloramiento de Riodeva, pero aseguró que volver era “como no haberlo tocado nunca”.

Ver el interés y la pasión que le ponían era la mejor forma de apreciar lo bien que funciona este curso, que comenzó el lunes pasado y en el que los asistentes han recorrido yacimientos por varias localidades de la provincia, además de conocer las entrañas de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis con sus laboratorios y el Museo Aragonés de Paleontología, asistir a conferencias sobre los últimos hallazgos realizados en la provincia y vivir la experiencia de excavar un yacimiento como si fueran paleontólogos bajo la supervisión de profesionales. Algunos lo serán dentro de unos años porque están haciendo estudios universitarios de Geología con ese fin, mientras que otros, más jóvenes, exploran las posibilidades de enfocar también sus carreras en esa línea.

Un fósil de dinosaurio de grandes dimensiones excavado por tres participantes en el curso

Precisamente fue uno de los aspectos que valoró la directora de la Universidad de Verano de Teruel, Ana Gargallo, que dedicó la mañana a estar con los alumnos en este curso que se desarrolla en su mayor parte en Riodeva.

Por este curso, que lleva ya veinticuatro ediciones, han pasado más de 700 alumnos y este año son 35 los participantes después de que las plazas se cubriesen tres meses antes de su celebración. Gargallo aseguró que el mismo es un “emblema” para la UVT por el éxito y la buena aceptación que tiene.

Un orgullo para la UVT

Gargallo comentó que esta actividad era un “orgullo” a la vista de los buenos resultados que tiene todos los años, y dijo que aquello que lo diferencia de otros que se puedan hacer en otros sitios es el “contexto y el lugar en el que estamos, porque sabemos que nos encontramos en una provincia muy rica en fósiles y eso nos permite que se pueda sacar partido”.

Añadió que para la Fundación Universitaria Antonio Gargallo, responsable de la UVT, era muy relevante “poder sacar la formación y la ciencia a distintos lugares”, cuando la dinámica del curso de paleontología es estar en el territorio, unido a la difusión de los conocimientos que hace la Fundación Dinópolis. Por ello dijo que “las salidas al campo son espectaculares”.

El director gerente de la Fundación Dinópolis y de este curso, Alberto Cobos, comentó que habían empezado a excavar el día anterior, y que el hallazgo de fósiles estaba siendo generoso. Precisamente fue este jueves por la mañana cuando empezaron a aparecer “unos huesos muy interesantes”, que habían sumido a los alumnos en plena “ebullición” por la propia espectacularidad de los fósiles.

Lo que hacían era delimitarlos y no extraerlos por la dureza del sedimento. El yacimiento se encuentra en un terreno formado por arcilla pero también arenisca, que es pura roca, lo que dificulta su extracción al encontrarse los materiales incrustados.
 

En el yacimiento Carretera de Riodeva están apareciendo fósiles de gran tamaño

Es pronto para determinar a qué corresponden los fósiles que están apareciendo, aunque en principio se trataría de un dinosaurio saurópodo (cuadrúpedo de gran tamaño con una cola y un cuello muy largos en comparación con su cabeza más pequeña). Podría haber también de otras especies, así como huesos de cocodrilo, pero es algo que deberá concretar el estudio de los fósiles.

El yacimiento, como el resto de los que se han excavado en Riodeva, es del Jurásico Superior, de hace unos 145-150 millones de años, y el nivel en el que están apareciendo es la Formación Villar del Arzobispo, la misma donde se encontró hace más de veinte años Turiasaurus riodevensis, un nuevo género de saurópodo que ha revolucionado la clasificación mundial de esta familia de dinosaurios al haber dado lugar a un nuevo clado llamado Turiasauria.

En Riodeva han aparecido fósiles de dinosaurios de distintos grupos, desde saurópodos a ornitópodos, como el nuevo género mundial Oblitosaurus bunnueli, o dinosaurios con placas como Dacentrurus, que está muy bien representado en estos afloramientos. También dientes de carnívoros (terópodos) de distintas dimensiones. Esa riqueza fue lo que dio pie en su día a que se hiciera una nueva sede de Dinópolis llamada Titania en la localidad, que está dedicada al gigantismo, una de las características de los dinosaurios que se encuentran en el término municipal.

Mientras la mitad de los alumnos excavaban, el resto hacía prospecciones en busca de posibles nuevos yacimientos, algo que no se hace al azar sino que tiene un método científico a partir del reconocimiento geológico del terreno.

Jimena Gómez, estudiante de Geología de la Universidad de Salamanca, confesó que estaba “disfrutando” con la experiencia, mientras sacaba a la luz una de las varias costillas que han aparecido, entre otros huesos, de un dinosaurio que apunta a que es de grandes dimensiones. Aseguró que era “emocionante” ver aparecer los fósiles.

Junto a ella participaban varios estudiantes del mismo centro universitario que quieren dedicarse a la paleontología, aunque en el caso de Daniel Martín, reconoció que lo suyo eran los minerales y las rocas, pero que le estaba encontrando el gusto a los fósiles. Del curso dijo que era “muy recomendable”.

Repetir experiencia

Diego Nunes se estrenaba también en un yacimiento paleontológico y comentó que le estaba “gustando mucho”. Frente a ellos, Ariadna Martínez, que estudia también en Salamanca, tenía más experiencia porque es el tercer año que participa en el curso y el segundo que excava en este sitio, aunque para ella era como si fuese nuevo, afirmó. Comentó que poder hacer prácticas de paleontología era muy difícil y el curso les ofrecía esa posibilidad, además de la formación que se imparte.

Otras alumnas tenían las mismas motivaciones, como Andrea Siaufou, de Toledo, apasionada de los dinosaurios desde niña, o Sergio Gómez y Miguel Ángel de Andrés, estos dos últimos estudiantes de Geológicas en la Universidad Complutense de Madrid. Quieren dedicarse a la paleontología y ella ya había estado el año pasado.

Junto a ese perfil de estudiantes que pretenden hacer carrera profesional en esta disciplina, había otros como la turolense Cristina Pastor, que estudia Restauración de Patrimonio en Huesca y que quería completar su formación así, además de haberle despertado la curiosidad las huellas de dinosaurio que hay en su pueblo, Ababuj.
 

Desenterrando otra de las costillas que han aparecido en el afloramiento

Jaime Urbón, de Palencia, estudia Ingeniería Aeroespacial, dijo que otra de sus pasiones es la paleontología y se quería quitar esa “espinita” haciendo el curso, que reconoció que le “fascinaba”. Elogió el trabajo paleontológico que se hace en Teruel y Aragón y admitió que “encontrarse con una costilla enorme es algo impresionante”. Lo comentó mientras desenterraba ese fósil junto a José Luis Velasco, un ingeniero técnico agrícola jubilado de Valladolid que dejó Madrid, donde vivía, para instalarse en Miravete de la Sierra. En su caso se matriculó por curiosidad y la experiencia dijo que estaba siendo “increíble”.

Todos ellos compartían una de las esencias vitales del ser humano, la curiosidad y las ganas de saber más, y el curso de paleontología que concluirá hoy les ha ofrecido la posibilidad de adentrarse en esta ciencia en el mejor sitio que podían elegir, la provincia de Teruel. En ella hay inventariados más de 500 yacimientos de dinosaurios y más de 2.000 afloramientos paleontológicos de todas las edades. Ya solo Riodeva cuenta con más de 60, aunque en sitios como El Castellar hay 87, que es el municipio turolense con más afloramientos de este tipo. En definitiva, un lugar privilegiado para conocer la historia de la vida en una provincia que toda ella es un inmenso museo paleontológico que despierta y afianza vocaciones científicas.
 

Un fósil incrustado en arenisca que podría ser de un cocodrilo jurásico

Diversidad

El yacimiento Carretera está en ciernes y aunque se empezó a trabajar el año pasado con motivo del curso de Paleontología de la Universidad de Verano de Teruel, está arrojando materiales que, pendientes de estudio, despiertan curiosidad por las grandes dimensiones de los huesos que están apareciendo. Y no solo por eso sino por algunos fósiles que podrían pertenecer a otro tipo de vertebrados como cocodrilos. Entre los materiales que han aparecido en la excavación hay uno particularmente bonito que está incrustado en arenisca y que aparenta ser una vértebra, tal vez de un cocodrilo, según los paleontólogos. Así lo apunta la presencia de lo que podrían ser unos osteodermos, las placas que tienen estos reptiles. Esa es una de las cosas que hacen de la paleontología una ciencia apasionante.
 

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