‘Despadre’ en la puesta del pañuelo más larga de la historia, con lluvia y trago de vino de la bota incluidos

La Vaquilla se reinventa a sí misma cada año y hasta en un acto tan tradicional como la puesta del pañuelo, institucionada en 1982, se puede dar sorpresa tras sorpresa cada año. Pocos minutos después de las 16.30 horas se dio por comenzado el fin de semana grande Teruel después de que Segundo Pascual y Miguel Ángel Pérez le colocaran el pañuelo al Torico. La de este sábado fue la primera puesta en la que un peñista repite -caso de Pascual, que ya lo colocó en 2003-, se desarrolló bajo rachas de lluvia intermitentes que sin embargo no consiguieron retrasar la hora de la puesta, como el año pasado, y además fue la edición más larga que se ha realizado del acto porque desde que los miembros de la Peña El Despadre, encargados que enfundar al símbolo de la ciudad, comenzaran a trepar por la columna hasta que la tela roja estuvo colocada en su sitio transcurrieron doce minutos.

Y es que la puesta se realizó en dos tiempos debido a que la charanga del Despadre llegó con cierta antelación a la plaza del Torico y la columna humana encargada de facilitar la ascensión a Pascual y Pérez se formó demasiado rápido, cuando todavía faltaban varios minutos para que sonara el Campanico y el pañuelo rojo con el nombre de la peña El Despadre bordado recorriese los 150 metros hasta la base de la columna.

Segundo Pascual y Miguel Ángel Pérez treparon con rapidez y se colocaron los dos sentados sobre el ábaco del capitel, frente a frente. Durante los días previos se había hablado sobre la posibilidad de que Pascual -de 72 años- se quedara un escalón por debajo y cediera el protagonismo a Miguel Ángel, pero ambos demostraron una extraordinaria agilidad y en un abrir y cerrar de ojos, casi levantados por sus compañeros peñistas, los dos se situaron en lo alto de la columna, frente a frente y resguardando al Torico.

Allí exhibieron una pancarta que celebraba el 50 aniversario de la peña el Despadre y bebieron sendos tragos de vino de una bota. El gesto fue un guiño a 2003, cuando Segundo Pascual subió por primera vez para colocarle el pañuelo. En aquella ocasión también rompió los protocolos porque se subió de pie sobre el basamento del Torico, y allí bebió de su bota de vino para júbilo de miles de turolenses y visitantes que celebraban el comienzo de la Vaquilla desde la plaza.

este sábado ni Pérez ni Pascual se pusieron de pie, pero bebieron a la salud de Teruel. La bota se la había preparado el cuñado de Segundo Pascual, Miguel Igual, con vino de Cariñena.

El peñista pasó algunas dificultades y tuvo que desembarazarse de la casaca negra porque llevaba la bota ceñida al hombro bajo esta, para no entorpecer su ascenso por la columna. Tras lograr su objetivo, invitó a Miguel Ángel Pérez a un trago de vino -como había prometido hacer- y después bebió él.

Todo esto había empezado a ocurrir minutos antes de las 16.30 horas, cuando ni siquiera el Campanico había sonado. Esto género cierta confusión; en la plaza porque mucha gente veía como los dos peñistas del Despadre seguían sobre el Torico pero este no vestía el pañuelo rojo, y también dentro del Ayuntamiento, que a través de una pantalla les habían visto encaramarse a la columna cuando la tela todavía no había salido de allí. “Hemos subido demasiado pronto, hemos subido demasiado pronto”, se oía en la base de la columna que sustenta el Torico.

Si la premura se debió a un despiste o fue deliberada para alargar la puesta del pañuelico, o incluso para no dar pie a que arreciarra la lluvia que en ese momento daba una tregua, es algo que poco importa, porque la cosa no es como se empieza sino como se acaba. Y lo de este sábado siembre acaba bien, con una enorme explosión de alegría previa al fin de semana de la Vaquilla. Le pasa lo que al Concierto de Año Nuevo de Viena o a la película de Titanic, que todo el mundo vibra con el final pese a que todo el mundo ya se lo sabe.

Cualquier atisbo de duda se disolvió cuando apenas cuatro minutos después de las 16.30 horas la comitiva del Despadre avanzó por la calle Amantes y entró a la plaza del Torico. Lázaro Vicente y Francisco Blasco portaban el pañuelo, que todo el mundo a su paso quería tocar.

Llegado a la base de la columna, la tela roja escaló de mano en mano hasta llegar a las de Segundo Pascual y Miguel Ángel Pérez, que al alimón la colocaron sobre el cuello del astado. En ese momento la muchedumbre, que llevaba ya más de diez minutos jaleando a los dos turolenses, estalló en gritos y se multiplicaron las muestras de júbilo a pie de calle.

A esas alturas del campeonato todo el mundo estaba absolutamente calado por el vino y por la lluvia que no dejaba de caer de forma intermitente. Habitualmente el tremendo calor es el enemigo de los peñistas en la plaza, y como este sábado la temperatura era infrecuentemente baja casi todo el mundo alargó el momento de abandonar el Torico camino a sus respectivas peñas o destinos. De hecho es frecuente que cada vez más gente quiera hacerse una foto minutos después de la puesta del pañuelo en la base de la columna, con miembros de la peña elegida, en este caso el Despadre, con amigos o con sus seres queridos. Así que, aunque los que no querían seguir mojándose y valoran andar con ropa seca se esfumaron pronto, la marcha de la mayor parte de los peñistas y visitantes se hizo esperar. Tampoco hay prisa, quedaban muchas horas de fiesta intensa y hay que quemar los cartuchos poco a poco.