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“El encanto de un pueblo te lo quitan si te ponen al lado una industria contaminante porque somos pocos” “El encanto de un pueblo te lo quitan si te ponen al lado una industria contaminante porque somos pocos”
Movilización histórica de la Revuelta de la España Vaciada

“El encanto de un pueblo te lo quitan si te ponen al lado una industria contaminante porque somos pocos”

Crece la sensibilización para la manifestación del 5 de octubre ante la sensación de abandono y de agresión constante al medio rural
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A mes y medio de la gran movilización en defensa del medio rural que se celebrará en Madrid bajo el lema Salvemos el mundo rural agredido, la sensibilización para acudir a esta manifestación el 5 de octubre crece de la mano de los más de 400 colectivos que la están promoviendo. Este mes de agosto se ha convertido en clave para movilizar a los pueblos y a quienes los visitan, porque el futuro de los mismos como territorio de sacrificio no es nada halagüeño como están advirtiendo organizaciones como la Federación Vecinal de Teruel, o plataformas a nivel de todo el Estado como Stop Ganadería Industrial.

“Vienes al pueblo buscando vida sana y tranquila y lo que tienes al lado es una industria contaminante”, se queja Inma Lozano, representante de Stop Ganadería Industrial en el grupo de trabajo que está organizando y promoviendo la participación en la manifestación del 5 de octubre en Madrid.

“El que tiene alternativa se va”, comenta Lozano, porque cuando se producen estas circunstancias, el pueblo deja de tener encanto al instalar macrogranjas o plantas de biogás porque la vida se hace imposible.

Manifestación de una de las plataformas de Stop Ganadería Industrial que hay repartidas por todo el país


Mila Herreros, que está en el grupo de coordinación de la manifestación en representación de la Revuelta de la España Vaciada, afirma que junto a la utilización que se está haciendo de las zonas rurales para instalar lo que nadie quiere en las grandes ciudades, “tenemos la sensación de abandono, de agresión constante, porque a eso se suma además la pérdida de servicios”.

“Se han traicionado de alguna manera los compromisos que se asumieron en un primer momento de cambios que se iban a producir en el territorio despoblado, y no solo no se han solventado, sino que han empeorado en muchas ocasiones”, afirma Herreros, que considera que a veces al intentar solucionar un problema lo que han hecho ha sido generar otros. Y en todos los casos sin escuchar a los afectados y planteando desde las administraciones alternativas que añaden nuevos problemas, como son las plantas de biogás para intentar dar respuesta a los purines. “Esto no es solucionar el problema sino empeorarlo más, porque donde caiga una planta de biogás tendrán dos problemas en vez de uno”, argumenta.

Stop Ganadería Industrial y la Revuelta de la España Vaciada son dos de las plataformas de ámbito estatal que están movilizando no solo al medio rural sino también al urbano para que el 5 de octubre se escuche la voz del territorio en Madrid y se deje de intentar utilizarlo como espacio de sacrificio para albergar lo que no quieren otros.

Inma Lozano, de Stop Ganadería Industrial, explica que desde este colectivo aspiran a un cambio de modelo en la forma de producir carne, y mientras se consigue eso buscan que se haga una evaluación estratégica que valore cuántas cabezas de ganado entran por territorio atendiendo tanto al consumo de agua como a la gestión de los purines.

Afirma que se sienten “huérfanos” de las administraciones públicas porque ven “mucha mano ancha” con los proyectos que salen adelante al ser autorizados “sin tener en cuenta el daño que hacen en el entorno, en la economía de la zona”, puesto que por lo general acaban desplazando otras actividades, además del problema que supone para la salud de las personas.

Implicación de plataformas

Hay más de 90 plataformas en todo el país que trabajan unidas para defender los pueblos amenazados, tanto por la ganadería industrial como por las plantas de biogás, explica Lozano. Lo que hacen es seguir los proyectos que salen a exposición pública, estudiarlos y presentar alegaciones, además de hablar con los responsables municipales para que conozcan las herramientas legales de las que disponen para poder proteger sus municipios.

“Sabemos que cuando logran instalarse su afán es crecer e ir ampliando sin importar el efecto que generan sobre la población”, explica la representante de Stop Ganadería Industrial. Denuncian sobre todo la contaminación que sufren las aguas de los territorios afectados, que acaban con altas concentraciones de nitratos por la mala gestión de los purines.

“No hay controles y las sanciones son irrisorias”, se queja, cuando la consecuencia es que les contaminan los acuíferos de forma irreversible a la vez que se incrementa el tráfico de camiones de gran tonelaje.

Argumenta que en los pueblos se sienten “verdaderos ciudadanos de segunda” y ante la proliferación de estas industrias pide que se queden en las ciudades. No lo hacen porque lo que buscan son “zonas despobladas, envejecidas, con poca oposición ciudadana”.

Al principio reconoce que se sintieron solos, pero han visto que son “muchos, fuertes y con dignidad” para seguir defendiendo sus pueblos “con futuro”. De ahí la importancia de agruparse y de impulsar movilizaciones como la del próximo 5 de octubre en Madrid.

La clave, afirma, es estar bien organizados para informar a los afectados y tener acceso a los boletines donde se publican los proyectos. “El ruido es fundamental para alertar tanto a la población como al político”, comenta Lozano, para que se sepa que van a “defender los pueblos y vamos a estar vigilantes”.

Medición de nitratos

También realizan campañas de mediciones de nitratos en el agua, que es una de las principales afectaciones que tienen estas granjas. Lamenta que no debería ser ese su papel, sino que eso le corresponde a las instituciones. “Son las administraciones las que deberían velar porque es un derecho fundamental, y así lo hemos conseguido en As Conchas en Galicia”, comenta.

Al igual que ocurrió en 2019 con la gran movilización del medio rural celebrada en Madrid el 31 de marzo, Lozano considera que la próxima protesta del 5 de octubre debe dar una imagen de “un pueblo unido, un mundo rural con alternativas de futuro” que no pase por albergar lo que no quieren las ciudades.

“Queremos vivir en nuestros pueblos, valorar nuestro trabajo y ser alternativa de opciones económicas que no sean depredadoras”, afirma la representante de Stop Ganadería Industrial en el grupo de trabajo que coordina la protesta de otoño.

Considera que desde los poderes públicos cada vez se es más consciente “del poder que hay en los pueblos” y que estos no se conforman con migajas, pero hace falta mostrar la unidad de todos los territorios por la misma causa.

“Sabemos lo que es el trabajo duro y el sacrificio y también sabemos disfrutar de los sabores y beneficios del campo; vivimos aquí porque lo queremos y lo vamos a defender siempre”, afirma Lozano, para quien “juntos somos más fuertes” en las zonas rurales.

Esto va, aclara, no solo de las agresiones que está sufriendo el territorio con la instalación de proyectos que lo destruyen, sino también del abandono de servicios que reivindicarán el 5 de octubre. “Necesitamos transporte digno, educación, sanidad y no proyectos invasivos que nos consideran tierra de sacrificio”.

De cara a esa movilización, la representante de Stop Ganadería Industrial explica que se están organizando para acudir a Madrid desde todos los rincones del país. “Es el momento de demostrar que existimos, ya lo hicimos en 2019, y lo vamos a hacer ahora de nuevo con unidad y con dignidad porque nuestros pueblos no se rinden”, afirma.

A su juicio, cada vez más la gente está concienciada de la “invasión que venimos sufriendo en los pueblos”, además de existir más sensibilidad por conocer cómo se producen los alimentos. “Lo que falta es que los poderes públicos y las administraciones velen por nuestra agua, y no permitan la contaminación y los abusos que se producen”, precisa.

Sobre lo que deberá pasar el día después de la manifestación del 5 de octubre, Lozano considera que la sociedad tanto en los pueblos como en las ciudades deberá estar informada de lo que está ocurriendo, mientras que las instituciones deberán reunirse con ellos puesto que sí lo hacen con las empresas.

Los contactos entre los diferentes colectivos deberán seguir después de esa manifestación, afirma Mila Herreros, de la Revuelta de la España Vaciada, como ya sucedió en 2019. “La revuelta tuvo su momento y ahora es otro momento”, argumenta. Asegura que aquel movimiento seguirá estando pero ahora han surgido estos movimientos “que han impulsado y dan nueva fuerza al tema reivindicativo de la lucha por las zonas rurales”.

Después del día de la manifestación habrá que seguir intentando que quienes gobiernan se sienten a escucharles ante la protesta multitudinaria que esperan llevar a cabo en las calles de Madrid. “Eso tiene que ser así porque al final son los políticos los que tienen que solucionar los problemas”, afirma Herreros.

Olvido institucional

Esperan que se les escuche y que les citen para estar en los foros donde poder opinar y trasladar las inquietudes del territorio, “que se tengan en cuenta nuestras demandas”, argumenta Herreros. Incide en que también deberán “dejar de maltratar el territorio en el que vivimos, porque el mundo rural es de todos, de aquí salen los alimentos y nuestra biodiversidad, y nos tienen que dejar vivir en paz, porque llevamos muchos años peleando contra muchas instalaciones y no nos han tenido para nada en cuenta”.

En Madrid quieren reclamar también un trato diferente, con políticas más humanas y menos mercantilistas cuando se piensa solo en los intereses de unos pocos, “porque vemos que pasan por encima de los derechos de los ciudadanos y tenemos la sensación de que nos están utilizando como un sumidero, como un lugar donde se puede extraer, pero luego en realidad no nos compensan”.

Insiste en que el problema que se denunció en 2019 no se ha resuelto sino que persiste, y que por el contrario se utiliza al mundo rural para resolver las necesidades de progreso de las ciudades al ubicar en los pueblos instalaciones que no quieren en las zonas urbanas. Además, argumenta que les están “saqueando” al quitar servicios que tenían y que están sustituyendo por otros supuestamente mejores pero que acaban por desaparecer. De ahí la importancia de que la movilización del 5 de octubre sea multitudinaria, recalca Herreros.

Resistir

“Estamos en un momento crítico de ataques al territorio y evidentemente nos hemos puesto en modo lucha para no dejarnos vencer”, afirma Mila Herreros, que representa a la Revuelta de la España Vaciada en el grupo de coordinación de plataformas para la manifestación del 5 de octubre en Madrid bajo el lema Salvemos el mundo rural agredido.

Herreros recuerda que la Revuelta de la España Vaciada surgió para que se corrigiesen los desequilibrios sociales, económicos y demográficos que afectan al medio rural “y que actualmente se han visto doblemente dañados por los proyectos de macrorrenovables, macrogranjas, biogás y minería, que están agrediendo el territorio”.

Esta representante de los movimientos ciudadanos es de Cuenca y recuerda que esta provincia con la de Teruel comparten muchas demandas y necesidades. Argumenta que para fijar y atraer población es fundamental “encontrar empleo y poder desarrollar un proyecto vital propio”.

Para ello, afirma, es “indispensable hacer el territorio atractivo a las empresas, lo que se consigue con ventajas como buenas infraestructuras que disminuyan el coste de producción”.

“Aquellos territorios sin infraestructuras partimos en posición de desventajas respecto a otros que sí cuentan con ellas”, afirma, lo que es una “muestra más del desequilibrio sobre el cual hemos construido España”.

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