Los usuarios de la zona de acampada de Las Viñas destacan la mejora de las nuevas duchas

Con cientos de tiendas, mochilas y neveras portátiles, y distintas listas de Spotify mezclándose en el ambiente, la zona de acampada de Las Viñas se volvió a convertir en un espacio de convivencia entre grupos de jóvenes llegados de distintos puntos de España.

De viernes a domingo, este espacio, que podría pasar por la zona de acampada de cualquier festival veraniego, acogió a 2.500 personas, el máximo de su capacidad, según confirmaron fuentes de la concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Teruel.

Desde el consistorio destacaron, asimismo, la total normalidad en este recinto situado en el colegio Las Viñas, en el que no se registró ningún incidente. También en lo referente a las precipitaciones que cayeron hasta primera hora de la tarde del sábado en la ciudad, que no tuvieron repercusión en las instalaciones.

Un campamento base que cuenta con baños portátiles, espacios para tirar la basura y vigilancia durante las 24 horas, y que permaneció abierto hasta el domingo a las 17.00 horas.

En él apuró hasta última hora Laura, una joven que volvió el domingo por la tarde a Zaragoza para incorporarse a trabajar el lunes.

O Mario, que explicaba: “Es la tercera vez que venimos desde Valencia y ya es una tradición. No hay mejor forma de vivir las fiestas. Montamos la tienda, nos juntamos con gente y estamos a 10 minutos andando del centro”.

En total, se han habilitado 623 parcelas, en un recinto amplio, vallado y de tierra compactada. La parcela cuenta con acceso de 6 metros para vehículos, zonas adaptadas para personas con discapacidad y, por primera vez, una zona delimitada de aparcamiento dentro del propio recinto.

Cada año llegan nuevos grupos que no saben muy bien lo que les espera, y se van satisfechos de Teruel. Es el caso de Sergio y Paula, una pareja de Caspe que venía por primera vez: “No teníamos ni idea de lo que era realmente la Vaquilla, nos habían hablado de ella, y lo habíamos visto por televisión. La acampada es muy cómoda, y el ambiente por todo el centro es increíble. Volvemos seguro el año que viene”.

Desde Zaragoza, Vero y sus amigas, que también han vivido su primera Vaquilla, señalaban que dudaban entre ir a la playa o pasar el sábado en Teruel; pero que la cercanía de la ciudad mudéjar con la capital maña desequilibró la balanza. Sería una visita fugaz, eso sí, pues este grupo de chicas forma parte del importante número de visitantes que solo estarían en Teruel hasta el domingo por la mañana.

Día de despedidas

Algo que se notaba en el ambiente en el recinto, con filas de jóvenes recogiendo sus enseres para volver a casa, con la mochila a cuestas tomando la carretera Alcañiz para llegar hasta la estación de tren o autobús, o en los bares cercanos, donde se veían mesas repletas de personas desayunando junto a sus mochilas.

Desde ciudades aragonesas como Zaragoza, Alcañiz, Caspe, Belchite, Ejea de los Caballeros; y de otros puntos de España como Valencia, Villareal, Huesca, Barcelona, Manises, Castellón o Sagunto, el recinto se llenó de gente con ganas de disfrutar de la fiesta y repetir.

“Venimos en coche desde Paterna y poder aparcar dentro y luego bajar andando al centro es lo mejor. Te olvidas del coche todo el finde y vas a pie a todos lados”, explicaba Álvaro.

Por otro lado, Lucía, que vino desde Zaragoza en autobús, comentaba: “La estación queda bastante lejos de la acampada. Tuvimos que venir con las mochilas, y con el calor se hace pesado. Pero luego ya se te olvida todo, porque el ambiente lo compensa”.

Una de las novedades más importantes este año ha sido que las personas que han acampado han podido utilizar las duchas nuevas del pabellón Las Viñas–Pepe Lanzuela. Además, por 6 euros al día, se podía acceder a las instalaciones deportivas del complejo.

“Antes te lo pensabas por cómo estaban las anteriores duchas. Ahora con las duchas nuevas, es otra cosa. Es una mejora enorme respecto al año pasado”, añadía Lucía, que también destacó que las filas para cruzar hasta el recinto para ducharse se habían reducido.

También se ha incorporado un Punto Violeta, un espacio seguro y atendido por profesionales, para recibir ayuda o información ante cualquier situación de acoso o violencia machista, algo que los usuarios de esta zona de acampada valoraron unánimemente como una iniciativa “muy positivo”.