

La Ruta de los Búnkeres de Camarena: 5,6 kilómetros con docenas de elementos fortificados de la contienda
Las principales posiciones se articulan en siete sectores diferentes, que parten del Collado de la CruzAtrinchéraTe recupera restos y búnkeres y prepara una app de realidad aumentada
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Camarena de la Sierra atesora un importante patrimonio de la Guerra Civil, que se extiende por buena parte del término municipal. Desde hace varios años su Ayuntamiento está trabajando en la puesta en marcha de la denominada “Ruta de los búnkeres de Camarena de la Sierra”, cuyo recorrido se prolonga a lo largo de 5,6 kilómetros y que cuenta con docenas de elementos fortificados.
La localidad en 1936
Cuando el 17 de julio de 1936 se produjo la sublevación militar contra el Gobierno de la República, la ciudad de Teruel se alineó con el bando sublevado. Desde la capital se intentó extender la sublevación al resto de la provincia, misión frustrada por columnas militares leales a la República, llegadas desde Cataluña, Levante y Castilla. Tras estas intervenciones iniciales, la situación se estabilizó. La mayor parte del territorio provincial quedó en poder de la República. Únicamente el distrito judicial de Calamocha y la mitad de los de Teruel y Albarracín, permanecieron en poder de los sublevados.
Este frente se mantuvo estable hasta el inició de la Batalla de Teruel a mediados de diciembre de 1937, que culminó con la conquista gubernamental de la capital a principios de enero de 1938. Y que, a la postre, desencadenó la ofensiva nacional, que se saldaría con su recuperación por los franquistas el 22 de febrero. Este acontecimiento modificó radicalmente la situación provincial, afectando también a la comarca de Gúdar-Javalambre. No obstante, la línea del frente pasaría a estabilizarse más al norte, en la línea de Aliaga-Jorcas.
Pero, la calma no se prolongó mucho tiempo. El bando sublevado reorganizó sus fuerzas y lanzó la Ofensiva de Aragón el 7 de marzo, cuyo objeto era avanzar por el territorio aragonés y abrirse camino hacia el Mediterráneo. El 15 de abril las tropas franquistas tomaban Vinaroz, partiendo en dos el territorio de la República, y concluyendo la ofensiva el día 19.
Ahora el objetivo sublevado era Valencia. Para frenarlo, la República ordenó construir dos grandes líneas defensivas. La primera de ellas era la famosa línea XYZ, que enlazaba Cuenca y la localidad costera de Almenara, atravesando la comarca de Gúdar-Javalambre. La segunda línea iba desde el cabo de Oropesa hasta el Turia, entre los pueblos de Villel y Libros. Ésta se duplicaba en dos líneas paralelas entre Linares de Mora y el Turia, pasando junto a Rubielos de Mora y La Puebla de Valverde. Por el término municipal de Camarena discurrían las posiciones identificadas con los números 59, 60 y 61 de esa segunda línea, correspondientes con el vértice Gaifás, el Cerro Montero y el Alto de la Molina.
El 23 de mayo el general Dávila, al mando del Ejército del Norte, dio la orden de tomar Castellón, ofensiva que debía ser realizada por tres agrupaciones de divisiones: dos desde la provincia de Castellón y la tercera desde Mosqueruela y Valdelinares.
Para ejecutar esta última, a finales de mayo de 1938 se concentró entre Castralvo y Valdelinares el Cuerpo de Ejército Castilla del general Varela, compuesto por 5 divisiones (5ª, 15ª, 81ª, 82ª y 85ª). Su objetivo más inmediato era la toma del puerto de Escandón y de la localidad de Sarrión. Frente a él, la República había desplegado a la 28ª, 39ª, 65ª y 66ª divisiones. Los primeros combates tuvieron lugar en torno a Castralvo, Formiche Alto y El Castellar, entre la 5ª División sublevada y la 39ª republicana. Al día siguiente, la 81ª División entraba en La Aldehuela y llegaba al puerto de Escandón, mientras que la 85ª llegaba a Formiche Alto y la 82ª alcanzaba Cabra de Mora. El 29 de mayo la 15ª División alcanzaba La Puebla de Valverde, con la 85ª entrando en Formiche Bajo y la 5ª ocupando Valbona.
A lo largo de la jornada del 7 de junio, partiendo desde el cerro de El Erizal, la 81ª División ocupó los vértices Fuentecilla y Artigas, próximo al cruce de la carretera de Camarena a Javalambre, ocupando Peña Blanca al día siguiente. El 9 de junio esta unidad tomaba el Cerro del Prado y Cerro Montero, maniobra ejecutada bajo condiciones climatológicas adversas. Estas conquistas permitieron avanzar a la 85ª División por la carretera de Valencia. El 10 de junio, aunque el mal tiempo impidió el apoyo aéreo, los nacionales tomaron el vértice Gaifás, al sur de La Puebla de Valverde y el día 13 el Pico del Buitre.
En el otro extremo del frente, el 14 de junio el general Aranda tomó Castellón y su puerto. Sin embargo, su avance se estancó pocos kilómetros al norte de Sagunto. Los combates allí se prolongarán muchos días con ataques y contraataques por ambas partes.
En última instancia, el 25 de junio se ordenó a todas las unidades franquistas del frente de Teruel adoptar una actitud defensiva. Esta nueva línea quedó fijada por el kilómetro 164 de la línea férrea, el mas de Tejería al norte de Sarrión y al sur la muela de esta localidad. La complicada orografía y la resistencia encontrada hicieron que las operaciones se detuvieran. De este modo, la guerra abandonaba definitivamente Camarena.
Las posiciones
Las principales posiciones de la Guerra Civil de Camarena que articularán la Ruta de los búnkeres están organizadas en siete sectores, cuyo recorrido arranca en el cruce de la carretera TE-V-6006 (que lleva a Camarena) con la carretera forestal que conduce a Javalambre. En ese punto, en el Collado de la Cruz, quizás se localizara el puesto de mando del sector, además de apreciarse la presencia de un refugio hundido y de una pequeña construcción.
En la zona del Collado del Pozo del Pastor hay dos zonas separadas entre sí donde se concentran 13 refugios organizados en grupos de 2 o 3, junto con posiciones de retaguardia y de combate en vanguardia. En el Puerto de Peñarroya destaca un refugio con chimenea y una serie de posiciones, la principal de ellas para la instalación de una ametralladora. En la posición de Peñablanca encontramos otros 9 refugios, uno de ellos excavado en el terreno natural. En el Alto del Mojón hay numerosos vestigios, conservándose trincheras con pozos de tirador y un posible puesto de mando. Siguiendo por el cortafuegos, en la Era de Blesa encontraremos otros 8 refugios conectados por trincheras y, finalmente, en la Loma de Pelamozos los 3 últimos refugios del recorrido.
El Collado del Pozo del Pastor ejemplifica a la perfección cómo era el dispositivo creado por las fuerzas republicanas para contener al ejército sublevado. A la posición se entra desde retaguardia por una trinchera principal, excavada en la cantera rocosa y que presenta una considerable profundidad, que es la que actúa como elemento articulador del conjunto. En retaguardia se disponen espacios de planta cuadrangular, que podrían ser depósitos de municiones o víveres. Presentan muros de considerable grosor para poder soportar bien los impactos.
En retaguardia se disponen los refugios subterráneos. Al menos tenemos documentados 42 en las posiciones de esta ruta, aunque puede haber alguno más que no se haya detectado y permanezca completamente oculto. Todos ellos son tipológicamente iguales, con unas dimensiones que oscilan entre 15 y 25 metros cuadrados. La mayoría son de una única estancia, cubierta mediante una bóveda de hormigón encofrada mediante chapas onduladas y que descansa en sendos muros, también de hormigón. También hay algunos refugios con cubierta de madera. Aunque la mayoría tienen un único acceso, también los hay con dos, uno en cada extremo, de cara a facilitar la comunicación con la trinchera.
La finalidad de estos refugios sería proteger a los soldados de las inclemencias climatológicas. Cada uno de los refugios podía albergar a más de diez personas en su interior; su altura permitía transitar de pie. Estas estructuras tienen un considerable espesor de tierra y rocas por encima de su cubierta, que suele superar el metro, y se cubrirían con maleza para camuflarlos. De este modo pasaban desapercibidos, en un momento en el que el bando franquista contaba con una clara superioridad aérea. Gracias a ese recubrimiento tendrían capacidad para aguantar un bombardeo, incluso con proyectiles pesados. Algunos cuentan con chimeneas de fábrica, que también permanecen perfectamente camufladas.
Rebasados los refugios, la trinchera principal desciende en zig-zag hacia las posiciones de vanguardia. El frente de combate presenta en la ladera diferentes ramales de trinchera, que descienden a media ladera para no dejar ángulos muertos en la base. En esas posiciones de vanguardia encontramos pozos de tirador, además de posiciones para ametralladoras o fusiles ametralladores de mayor tamaño. Junto a las trincheras también hay estructuras cuadrangulares, quizás destinadas a depósitos de municiones para surtir a las tropas de primera línea.
El planteamiento está muy bien diseñado, con posiciones de combate en la ladera, detrás los espacios de vida y los refugios para la tropa, con los depósitos logísticos en retaguardia. La estructura más consistente es un puesto de mando protegido por gruesos muros y que ocupa una posición central dentro del dispositivo.
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