

Las salinas de Armillas: un patrimonio histórico de un valor incalculable no solo local sino general
La sal se extraía mediante evaporación de un manantial a pocos kilómetros del puebloOjos Negros abre al público las salinas y amplía así su rico patrimonio industrial
El agua de las salinas de Arcos es apta para su explotación minero industrial
Miguel Morte Royo/Armillas
Armillas es un pequeño pueblo de Teruel, hoy barrio de Vivel del Río Martín, y tuvo unas salinas muy productivas durante siglos, las segundas de la provincia tras las de Arcos de Salinas.
La sal se extraía mediante evaporación del agua de un manantial que fluye casi a ras de suelo, a pocos kilómetros del núcleo urbano. En la zona hay abundantes restos arqueológicos al menos desde el Neolítico temprano, y es de suponer que esta presencia humana tuvo conocimiento y empleó la sal de Armillas, pues ya se conocía el método de extracción por evaporación, sus diferentes e importantes utilidades, así como su valor económico.
El manantial está originado por la disolución de un supuesto depósito de sal subterráneo, formado durante el periodo del Keuper (Triásico), junto con las arcillas y los yesos. El manantial está sobre la franja de terreno del Keuper (Triásico), que aparece a ambos lados del barranco de las Salinas. Es precisamente durante este periodo cuando se produjo la sedimentación de la sal, cuando en gran parte de la Península se dan casos similares.
Aunque también podría darse el caso de que se hubiera formado durante el Albiense -/Facies Utrillas/- (Cretácico), que está situado sobre el Keuper, una formación típica de toda la región, la llamada Facies Utrillas. En este periodo también se dan casos de yacimientos de sal.

No se han encontrado datos concretos ni restos que demuestren la explotación de esta sal hasta finales del siglo XII y principios del XIII, cuando ya figuran dentro de la casa real de la Corona de Aragón, tras la reconquista de la zona.
Las salinas de Armillas tienen un valor incalculable, de tipo histórico, industrial, científico, cultural, mobiliario, arqueológico, etnográfico, geológico y minero, no solo para el pueblo o la provincia, sino a nivel general. En un corte geológico noreste-suroeste de pocos kilómetros tenemos representados terrenos de los periodos que van desde el primario hasta el cuaternario.
Durante la época celtíbera debió continuar su explotación. Con los griegos, cartagineses y romanos tenemos unas pocas vagas referencias que según algunas interpretaciones se refieren a las salinas, pero no son fiables. Del periodo musulmán no existe la más mínima referencia, aunque es de suponer que no dejaron de explotarse.
Esta zona es reconquistada por primera vez entre 1.118 y 1.120 por Alfonso I el Batallador, pero a su muerte se pierde. Se sabe que Ramón Berenguer IV extendió sus actividades hasta la parte alta del río Martín, pero se desconocen detalles de los acontecimientos en estas tierras. A partir de 1.163 la presencia cristiana en la zona se intensifica pero los vaivenes de la frontera son constantes. No será hasta la parte final del reinado de Alfonso II cuando se reconquiste definitivamente, y Pedro II conceda fuero a Montalbán en 1.208, un signo importante de estabilidad y seguridad, en la posesión y ocupación de esta zona.

Tras la reconquista definitiva de la cuenca alta del río Martín durante el reinado de Alfonso II, a finales del siglo XII, las tierras de Armillas fueron de realengo, así como otras aldeas de la zona, que daban acceso a la cuenca del río Jiloca y que comunicaban con Daroca, territorios muy importantes de cara a la defensa del reino de Aragón contra los musulmanes del Levante.
La primera referencia textual segura que a día de hoy tenemos sobre las salinas de Armillas data de 1.276, cuando el rey Jaime I las entrega a su hijo Pedro Fernández de Híjar. Esto significa que era una posesión muy importante en manos del rey de Aragón, probablemente desde el momento de la reconquista, que su aportación económica a las arcas reales era considerable, y que su explotación se realizaba desde hacía tiempo, no era nueva, ya que las arcas reales estaban tan vacías, desde hacía tanto tiempo, y tan necesitadas, que no hace creíble una inversión económica tan grande, dilatada e insegura, para ponerlas en funcionamiento.
En algunos textos de la época aparecen denominadas como salinas de Segura, localidad en la que nunca existieron salinas, esta denominación quizás se deba a que el gobierno y administración real de las mismas se está realizando, al menos en parte, por el tenente o señor de Segura (baronía desde su reconquista), al menos hasta 1.276, al estar muy cerca del lugar y ser la localidad más importante de la zona bajo control real, pues Montalbán y sus aldeas eran tierras que habían sido donadas a la Orden Militar de Santiago.
Dichas salinas continuarán dentro de la casa real aragonesa hasta finales del siglo XIV, cuando en 1.383 serán donadas por el infante Martín el Humano y su mujer María de Luna, a Francés de Aranda, por los servicios prestados.